Durante diciembre, los telescopios ATLAS en Chile detectaron un objeto que hizo sudar frío a más de un astrónomo: el asteroide 2024 YR4.
Las primeras proyecciones sugerían una baja pero inquietante probabilidad de impacto en la Tierra para 2032.
Una de esas noticias que te arruinan el desayuno… aunque luego resulte ser un error de cálculo inicial.
Con más observaciones, el escenario cambió por completo:
la probabilidad de impacto en la Tierra cayó a cero, pero —porque el universo siempre deja un cabo suelto— la Luna permanece en la zona de riesgo, con un 4% de probabilidad real de choque.
Sí: nuestro satélite natural podría recibir un golpazo cósmico.
Y sorprendentemente, los astrónomos están emocionados.
La ciencia detrás del “todo bien… pero no del todo”
Cuando un asteroide se descubre, su órbita es un borrador lleno de tachones.
Los científicos calculan una especie de “cerco de incertidumbre”: una región donde podría pasar el objeto.
Con más datos, el cerco se achica y los escenarios se refinan.
En este caso, la Tierra salió del área de riesgo.
La Luna… no tanto.
Por eso el susto inicial no fue un error: fue simplemente el precio de trabajar con un pedazo de roca que viaja a miles de kilómetros por segundo y del que al inicio sólo tienes unos pixeles borrosos.
Por qué a los astrónomos les emociona la idea de un impacto lunar
A diferencia de un impacto terrestre —que sería un festival de desgracias— un choque en la Luna sería una oportunidad científica espectacular:
🌑 Un cráter nuevo, observado en tiempo real.
Algo imposible de estudiar en impactos antiguos que ocurrieron millones de años atrás.
🚀 Medición de la “ejecta”.
El material expulsado, perfecto para entender cómo se comporta el polvo lunar a altas velocidades.
🌠 Una lluvia de meteoritos lunar.
No peligrosa para la Tierra, pero sí visible y científicamente valiosa.
🛰️ Riesgos para satélites cercanos.
Pequeños fragmentos podrían cruzarse con órbitas de satélites o con la futura estación lunar Gateway.
Nada apocalíptico… pero sí digno de vigilancia.
Pero calma: aún no hay nada seguro
Algunos estudios preliminares sugieren escenarios posibles, pero varias investigaciones ni siquiera han pasado revisión por pares, así que la comunidad está pisando con cautela.
La NASA realizará nuevas observaciones en febrero, lo que permitirá reducir aún más la incertidumbre y saber si la Luna sigue realmente en la trayectoria probable de 2024 YR4.
El mensaje final: respiren… y sigan mirando al cielo
El asteroide no representa amenaza alguna para la Tierra.
La Luna, en cambio, sigue jugando a la ruleta cósmica con un 4% de riesgo: bajo, pero no irrelevante.
Y aunque suene curioso, un impacto lunar podría convertirse en uno de los eventos astronómicos más fascinantes del siglo.
Hasta entonces, la recomendación es sencilla:
seguir monitoreando, seguir calculando… y no usar “¡va a caer un asteroide!” como excusa para no pagar la renta.
Referencias
– ATLAS Project, Universidad de Hawái
– NASA NEO Observations Program
– Comunicados preliminares de equipos de dinámica orbital (2025)
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