Aumento en la cifra de víctimas y situación actual
El número de fallecidos a causa del devastador terremoto de magnitud 7.7 que sacudió Myanmar el 28 de marzo de 2025 ha ascendido a 3,145 personas, de acuerdo con el último informe del gobierno militar del país. Las autoridades también reportan al menos 4,589 heridos y 221 personas desaparecidas, mientras continúan las labores de búsqueda entre los escombros.
El epicentro del sismo se localizó en las cercanías de Mandalay, la segunda ciudad más grande de Myanmar, y tuvo una profundidad de 15 kilómetros. El temblor provocó el colapso de viviendas, escuelas, templos budistas y hospitales, además de daños severos a la infraestructura vial y energética.
Desafíos en las labores de rescate
Las operaciones de búsqueda y rescate han sido particularmente complicadas debido a los deslaves, los cortes eléctricos y la interrupción de servicios de comunicación en las zonas más afectadas. En algunas regiones montañosas del estado de Shan, los equipos de emergencia aún no han logrado acceder por tierra, lo que ha obligado a desplegar helicópteros del ejército para llegar a las comunidades aisladas.
La falta de maquinaria pesada y la escasez de personal capacitado agravan la situación. En muchas áreas, los propios habitantes participan en las tareas de remoción de escombros con herramientas rudimentarias. La comunidad internacional ha comenzado a enviar ayuda humanitaria, aunque las restricciones impuestas por la junta militar dificultan la entrada de organismos internacionales.
Respuesta internacional
Naciones como China, India y Japón han ofrecido apoyo logístico, personal médico y víveres para los damnificados. Organizaciones como la Cruz Roja Internacional han solicitado acceso irrestricto para establecer corredores humanitarios y permitir la entrada de insumos esenciales, como medicinas, agua potable y equipos de rescate.
Sin embargo, la respuesta del gobierno militar ha sido ambigua. Si bien ha aceptado parte de la ayuda, también ha restringido la participación de ciertas ONGs extranjeras, lo que ha generado críticas por parte de organismos de derechos humanos que señalan un manejo opaco de la emergencia.
Impacto social y cultural
El sismo no solo dejó una crisis humanitaria, sino también daños incalculables al patrimonio cultural de Myanmar. Templos históricos en Bagan, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, han sufrido derrumbes parciales y daños estructurales importantes. Expertos en conservación alertan sobre el riesgo de pérdida irreversible de sitios arqueológicos si no se actúa de manera urgente.
A nivel social, miles de personas se encuentran sin hogar y se refugian en campamentos improvisados. Las condiciones insalubres y la falta de atención médica adecuada elevan el riesgo de brotes de enfermedades.
Conclusión
El terremoto de Myanmar representa una de las tragedias humanitarias más graves en el sudeste asiático en los últimos años. La magnitud del desastre y la limitada capacidad de respuesta del régimen militar plantean un enorme reto para la reconstrucción del país. La comunidad internacional enfrenta el desafío de brindar ayuda eficaz, sin que ésta sea bloqueada por consideraciones políticas o autoritarias.
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