Manifestación en la capital por condiciones laborales
Trabajadores del sector salud, afiliados al Frente Independiente Nacional de Trabajadores de la Salud (Fintras), realizaron una jornada de protestas en la Ciudad de México para exigir mejoras laborales en el programa IMSS-Bienestar. La movilización incluyó un plantón en Insurgentes Sur, bloqueos viales y una huelga de hambre como forma de presión ante la falta de respuesta institucional. Los manifestantes reclamaron la apertura inmediata de plazas, la entrega de nombramientos oficiales, el abasto regular de insumos, acceso al Fondo Nacional para el Consumo de los Trabajadores (Fonacot), guarderías y prestaciones completas como el seguro social.
El movimiento, que comenzó el 5 de julio, se intensificó con la instalación de un campamento frente a las oficinas del IMSS-Bienestar. A medida que los días avanzaron sin atención efectiva a sus demandas, los manifestantes bloquearon Paseo de la Reforma y Periférico, provocando un fuerte impacto en la movilidad de la capital. En respuesta, elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana ejecutaron operativos para contener y dispersar a los manifestantes.
Operativo policial y desalojo del campamento
La intervención de la policía capitalina se produjo en varios frentes. Primero, se encapsuló a los manifestantes en la zona de Insurgentes Sur. Posteriormente, se procedió al desmantelamiento del plantón instalado en Paseo de la Reforma. Aunque no se registraron detenciones, hubo empujones, gritos y momentos de tensión que fueron documentados en redes sociales. Al menos dos trabajadores resultaron con lesiones menores y tuvieron que recibir atención médica en el lugar.
El operativo, aunque ejecutado con relativo control, fue criticado por diversas organizaciones sociales y por los propios manifestantes, quienes lo calificaron como un acto de represión injustificada. En su defensa, la Secretaría de Seguridad argumentó que se trató de una acción para liberar vialidades y garantizar la movilidad de los ciudadanos, sin uso excesivo de la fuerza.
Demandas estructurales sin respuesta
Los trabajadores sostienen que han participado en múltiples mesas de diálogo con autoridades del IMSS-Bienestar sin obtener resultados. Denuncian que muchas de las promesas firmadas en minutas han sido incumplidas o postergadas indefinidamente. Aseguran que el programa, diseñado para sustituir al INSABI y expandir la cobertura en zonas rurales y marginadas, opera sin condiciones laborales dignas para su personal.
Además de los plantones y bloqueos en la Ciudad de México, el movimiento ha comenzado a replicarse en otros estados del país, incluidos Chiapas, Veracruz, Oaxaca, Hidalgo, Baja California Sur y Zacatecas. La extensión del conflicto muestra que el problema no es aislado, sino parte de una crisis estructural en la operación del IMSS-Bienestar, agravada por la falta de diálogo efectivo y asignación presupuestal.
Postura institucional y tensiones latentes
En un comunicado oficial, el IMSS-Bienestar aseguró que no se han vulnerado los derechos laborales del personal y que se mantiene abierto al diálogo. Sin embargo, evitó hacer comentarios sobre la huelga de hambre, que continúa activa y que ha sido respaldada por familiares de los trabajadores afectados. Los manifestantes advirtieron que, de no obtener respuestas en los próximos días, radicalizarán sus acciones y buscarán instalar un paro nacional de labores.
El conflicto se da en un contexto donde el sistema de salud público atraviesa un proceso de reestructuración profunda, con un modelo que busca ampliar cobertura, pero que ha generado incertidumbre sobre condiciones de contratación, permanencia y prestaciones. La protesta en la capital pone en evidencia que el éxito de esta política depende tanto de la infraestructura médica como del trato justo a quienes la operan.
Conclusión
La represión de la protesta por parte de la policía capitalina no solo visibiliza el malestar del personal del IMSS-Bienestar, sino que plantea interrogantes sobre la disposición del gobierno a atender demandas legítimas mediante el diálogo. Mientras no se garanticen condiciones mínimas de trabajo, el conflicto amenaza con extenderse y afectar la atención médica en regiones clave del país. Lo ocurrido en Paseo de la Reforma podría ser apenas el inicio de una movilización nacional más amplia si las autoridades no responden con soluciones concretas.
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