Senado ratifica a Pavlovich como embajadora en Panamá

El Senado ratificó a Claudia Pavlovich como embajadora en Panamá, pese a las protestas por su pasado político y vínculos cuestionados.

La Comisión Permanente del Congreso de la Unión ratificó con 25 votos a favor y 10 en contra el nombramiento de Claudia Pavlovich Arellano como embajadora extraordinaria y plenipotenciaria de México en Panamá. La exgobernadora de Sonora rindió protesta en una sesión protocolaria que también incluyó la ratificación de Francisco Javier Díaz de León como embajador en Turquía, este último sin objeciones ni debate. Sin embargo, el caso de Pavlovich provocó una fuerte controversia en el recinto legislativo.

El acto estuvo presidido por Gerardo Fernández Noroña, quien llamó a la civilidad institucional a pesar de los ánimos encendidos. La decisión final marcó el cierre de un proceso que desde su origen estuvo rodeado de cuestionamientos políticos, particularmente por parte de la oposición, que cuestionó tanto los méritos como la trayectoria de Pavlovich.

La presidenta Claudia Sheinbaum fue quien propuso formalmente a Pavlovich para el cargo, en ejercicio de sus facultades constitucionales. En respuesta a las críticas, la mandataria defendió la designación subrayando que no existe ninguna investigación penal o administrativa abierta contra la exgobernadora y destacó su desempeño como cónsul en Barcelona, posición que ocupó previamente por designación del expresidente López Obrador.

El caso de Pavlovich ha sido polémico desde su incursión en el servicio exterior. Tras concluir su mandato como gobernadora de Sonora (2015-2021), se integró a la diplomacia mexicana en medio de señalamientos de su propio partido, el PRI, que terminó expulsándola. Su paso por el consulado en Barcelona fue discreto, pero no estuvo exento de cuestionamientos, especialmente por su cercanía con la administración morenista, lo cual fue interpretado por algunos sectores como un pago de favores políticos.

Durante la sesión de ratificación, la senadora panista Lilly Téllez tomó la palabra para expresar su rechazo al nombramiento, calificándolo como una afrenta a la memoria de las víctimas de la Guardería ABC. Recordó que Pavlovich, en su calidad de legisladora local en 2009, firmó cartas de recomendación a favor de los dueños de la guardería donde fallecieron 49 menores. Además, aludió a presuntos desvíos de recursos durante su administración en Sonora, así como a una presunta protección a redes de corrupción locales.

A las críticas del PAN se sumaron legisladores del PRI, como el diputado Humberto Ambriz, quien sostuvo que Pavlovich carece de preparación académica y experiencia diplomática suficientes para representar a México en un país clave como Panamá. Acusó además que la Secretaría de Relaciones Exteriores ha sido convertida en una “agencia de colocaciones” para premiar a exfuncionarios cercanos al gobierno en turno.

No obstante, desde el bloque oficialista y sus aliados, se defendió la designación. La diputada Lilia Aguilar, del Partido del Trabajo, respondió a las críticas señalando que la senadora Téllez también tendría vínculos familiares con los propietarios de la guardería siniestrada. Este señalamiento buscó neutralizar el argumento ético utilizado por la oposición, aunque desvió el foco de la discusión hacia el terreno personal.

Ya ratificada, Pavlovich presentó su propuesta diplomática basada en seis ejes: fortalecimiento político, cooperación económica y comercial, promoción cultural, colaboración bilateral, protección consular y participación en foros multilaterales. Subrayó que la relación entre México y Panamá tiene una importancia histórica y estratégica, y resaltó el hecho de que la primera gira internacional de la presidenta Sheinbaum tuvo como destino precisamente la nación centroamericana.

Con su toma de protesta, Pavlovich está en condiciones de asumir funciones en cuanto se emita la notificación oficial por parte de la Secretaría de Relaciones Exteriores. La embajada de México en Panamá es una de las representaciones clave en la región por su vinculación con organismos internacionales, el tránsito migratorio y las relaciones comerciales en el contexto del Tratado entre México y Centroamérica.

El caso de Claudia Pavlovich expone las tensiones persistentes entre las decisiones del Ejecutivo en materia de política exterior y el escrutinio político dentro del Congreso. La ratificación, aunque legalmente válida, deja abierta la discusión sobre los criterios de idoneidad, la politización del servicio exterior y la creciente práctica de utilizar embajadas como premios de lealtad o mecanismos de reciclaje político.

Más allá del perfil individual de Pavlovich, el episodio revela una tendencia que ya se había observado en administraciones anteriores: la ocupación de cargos diplomáticos por figuras políticas sin experiencia internacional. Si bien algunos han tenido desempeños aceptables, otros han contribuido al debilitamiento institucional de una diplomacia profesional que exige formación específica, experiencia multilateral y capacidad de negociación compleja.

En medio de este debate, la figura de Pavlovich vuelve a escena, ahora como representante del Estado mexicano en una nación con la que se busca consolidar una alianza estratégica. Sus pasos serán observados de cerca por una opinión pública cada vez más crítica del uso discrecional del poder político.

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