La emergencia sanitaria
El gobierno de Estados Unidos autorizó el uso de emergencia de medicamentos veterinarios para combatir la plaga del gusano barrenador del Nuevo Mundo, un parásito que ha puesto en jaque a la industria ganadera en México y que amenaza con expandirse a otras regiones de Norteamérica. La medida busca detener la propagación y permitir la reanudación de exportaciones que habían quedado frenadas.
Este gusano —cuyo ciclo consiste en depositar larvas en heridas abiertas de animales— provoca infecciones severas en bovinos y otras especies, con graves consecuencias económicas y sanitarias.
El impacto en México
La reaparición del gusano barrenador en 2024 significó un retroceso histórico para el sector pecuario. México había logrado erradicarlo oficialmente en 1991 mediante campañas masivas de esterilización de moscas y programas binacionales con Estados Unidos y Centroamérica. Sin embargo, en los últimos meses brotes confirmados obligaron a suspender exportaciones de ganado en pie, afectando la economía de estados clave como Chiapas, Veracruz y Tabasco.
Ganaderos denuncian pérdidas millonarias por animales sacrificados y retrasos en la venta de reses, mientras que la Secretaría de Agricultura mexicana intenta contener el brote con brigadas de campo y controles fronterizos.
La respuesta estadounidense
Ante la amenaza de que el parásito cruce hacia su territorio, Estados Unidos emitió la autorización de emergencia para aplicar medicamentos veterinarios que normalmente tienen un uso limitado o regulado. Esto incluye productos antiparasitarios más agresivos, diseñados para eliminar larvas en etapas tempranas de infestación.
El Departamento de Agricultura estadounidense advirtió que la situación debe tratarse como un problema regional, ya que la plaga no reconoce fronteras. La medida se coordinó con productores, farmacéuticas y asociaciones veterinarias para acelerar la distribución de los fármacos.
Dimensión política y bilateral
La plaga del gusano barrenador no solo representa una amenaza sanitaria, sino también un tema de tensión política en la relación México–Estados Unidos. Mientras México acusa falta de cooperación inmediata de su vecino del norte, sectores en EE.UU. señalan deficiencias en la vigilancia epidemiológica mexicana que habrían permitido la reaparición de la plaga.
Organismos internacionales como la FAO también han intervenido, sugiriendo campañas conjuntas de monitoreo, inversión en bioseguridad y fortalecimiento de laboratorios regionales.
Retos hacia adelante
Los especialistas coinciden en que la erradicación total del gusano barrenador requerirá un esfuerzo prolongado y costoso, con campañas de liberación de moscas estériles, controles estrictos en ranchos y monitoreo constante en frontera.
A corto plazo, la autorización de fármacos permitirá mitigar daños inmediatos, pero no resuelve el fondo del problema. El desafío central será evitar que el brote se expanda a nuevas regiones, en un contexto donde el comercio de ganado y productos cárnicos es clave para ambas economías.
Conclusiones
- El gusano barrenador representa una amenaza sanitaria y económica transfronteriza.
- EE.UU. autorizó fármacos de emergencia para frenar la plaga y proteger su industria.
- México enfrenta pérdidas millonarias y presiones internacionales para contener los brotes.
- La situación abre un nuevo frente en la relación bilateral, donde la sanidad agropecuaria se vuelve tema de seguridad nacional.
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