Un accidente que cambió la estrategia minera de Chile
El 31 de julio de 2025, un derrumbe en la mina El Teniente, operada por Codelco, cobró la vida de seis trabajadores y marcó un punto de inflexión en la historia reciente de la minería chilena. El accidente, ocurrido en una de las minas subterráneas de cobre más grandes del mundo, no solo reveló la vulnerabilidad humana frente a la magnitud de las operaciones mineras, sino que también aceleró la adopción de tecnologías automatizadas dentro de la empresa estatal.
En respuesta al siniestro, Codelco anunció un plan inmediato para reducir la presencia de personas en zonas de alto riesgo y aumentar el uso de maquinaria controlada a distancia. La meta: proteger vidas sin comprometer la productividad en uno de los sectores más importantes para la economía chilena.
El Teniente: una mina emblemática y desafiante
Ubicada en la región de O’Higgins, a más de 2,300 metros sobre el nivel del mar, El Teniente es considerada la mina subterránea de cobre más grande del planeta. Con una red de túneles que supera los 3,000 kilómetros, produce alrededor de 5 % del cobre mundial, lo que convierte a Codelco en un actor clave del mercado internacional de minerales.
Sin embargo, esa magnitud también implica desafíos considerables: los túneles se adentran cada vez más en zonas geológicamente inestables, donde la presión y el calor aumentan exponencialmente con la profundidad. En el área donde se produjo el derrumbe —una sección nueva de la mina— se estaban combinando métodos tradicionales de extracción con operaciones parcialmente automatizadas, un entorno híbrido que aún no alcanzaba plena integración tecnológica.
La tragedia y las primeras medidas
Tras el derrumbe, Máximo Pacheco, presidente del directorio de Codelco, reconoció que el accidente “obligaba a repensar la forma en que se concibe la seguridad minera”. La compañía suspendió temporalmente las labores en el área afectada y conformó un comité especial con participación de sindicatos, ingenieros de seguridad y expertos internacionales.
Entre las medidas iniciales destacan:
- Ampliar el uso de maquinaria autónoma para carga, transporte y perforación.
- Incrementar las operaciones remotas desde centros de control ubicados fuera del yacimiento.
- Revisar protocolos de estabilidad geotécnica, especialmente en nuevas galerías.
- Capacitar al personal en el manejo de sistemas automatizados y monitoreo digital.
El mensaje institucional fue claro: la automatización no es una opción tecnológica, sino una obligación ética frente a la pérdida de vidas humanas.
Alianza tecnológica y trabajo remoto
Codelco ya había iniciado, antes del accidente, un proceso de modernización tecnológica. Sin embargo, la tragedia actuó como catalizador. A pocas semanas del siniestro, la empresa anunció un acuerdo con Enaex, empresa chilena especializada en explosivos y automatización, para implementar sistemas de voladura remota en las minas El Teniente y Chuquicamata.
Estos sistemas permiten realizar detonaciones desde una distancia segura, evitando que los trabajadores permanezcan en zonas de riesgo. Además, se están incorporando robots de inspección, sensores de estabilidad y plataformas digitales que recopilan información geotécnica en tiempo real.
En paralelo, se construyen centros de operación remota donde ingenieros y técnicos controlan excavadoras, perforadoras y camiones autónomos a través de pantallas y simuladores. El objetivo es que para 2030 al menos el 60 % de las operaciones subterráneas sean controladas desde la superficie.
La voz de los trabajadores
Los sindicatos mineros, históricamente reacios a ciertos procesos de automatización por temor a la pérdida de empleos, apoyaron la medida tras el derrumbe. Su prioridad, dijeron, es preservar la vida de los trabajadores.
“Queremos una minería moderna, pero sobre todo una minería segura”, declaró Ricardo Tapia, representante de la Federación de Trabajadores del Cobre. “Las máquinas pueden reemplazar tareas, pero nunca el valor humano. La clave es capacitar, no desplazar”.
De hecho, Codelco ha comprometido un programa de reentrenamiento masivo para que los mineros puedan desempeñarse en áreas de control remoto, análisis de datos, mantenimiento automatizado y gestión de sistemas digitales.
Los desafíos de automatizar bajo tierra
Automatizar una mina subterránea no es sencillo. A diferencia de los yacimientos a cielo abierto, las minas profundas presentan limitaciones de espacio, señal y ventilación. Los equipos deben ser compactos, resistentes y capaces de operar en entornos con polvo, calor y humedad extremos.
Además, la infraestructura digital debe ser robusta: se requieren redes de comunicación seguras, sensores distribuidos y software de monitoreo que integre variables geológicas, mecánicas y ambientales.
Codelco está colaborando con universidades chilenas y centros de investigación internacionales para desarrollar soluciones locales adaptadas a su geografía y condiciones de operación.
Implicaciones para la industria minera global
El cambio de rumbo de Codelco tiene eco más allá de Chile. Al ser la principal productora mundial de cobre, su estrategia tecnológica influye directamente en los estándares del sector minero global.
Empresas en Perú, Australia y Canadá observan con atención los avances chilenos, ya que el cobre es un mineral crítico para la transición energética (baterías, redes eléctricas y energías renovables). Una minería más segura y automatizada podría asegurar la estabilidad de la oferta mundial frente a la creciente demanda de metales verdes.
El caso chileno también abre el debate sobre la sostenibilidad social de la automatización: cómo equilibrar la eficiencia tecnológica con la protección del empleo y el desarrollo regional.
Un compromiso con la seguridad y la innovación
Codelco ha declarado que la tragedia del 31 de julio “no será olvidada”, sino convertida en impulso para una minería más inteligente. El plan de modernización incluye:
- Sistemas autónomos de transporte subterráneo.
- Monitoreo sísmico avanzado con inteligencia artificial.
- Uso de gemelos digitales para simular operaciones en tiempo real.
- Protocolos de alerta temprana ante riesgos geológicos.
Con estas medidas, la estatal busca garantizar que nunca más un trabajador arriesgue su vida en condiciones evitables.
Conclusión
El derrumbe en El Teniente marcó un antes y un después en la historia de la minería chilena. Más que una tragedia, se convirtió en el detonante de una transformación profunda hacia la automatización responsable.
Codelco, símbolo del cobre chileno, enfrenta el reto de liderar una nueva era: la de la minería inteligente, sustentable y segura, donde la tecnología no sustituye al ser humano, sino que lo protege y potencia su trabajo.
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Referencias
- Codelco Chile: “Informe de Seguridad 2025 y plan de automatización post accidente El Teniente”.
- La Tercera: “Codelco acelera automatización tras derrumbe fatal en El Teniente”.
- Reuters: “Codelco turns to automation after deadly mine collapse”.
- Mining.com: “Chile’s Codelco to expand remote operations after accident”.
- Diario Financiero: “La tragedia en El Teniente reconfigura la política tecnológica de Codelco”.