Un movimiento leve que prende luces amarillas
El peso mexicano cerró la jornada del sábado 1 de noviembre con una ligera depreciación frente al dólar estadounidense, alcanzando un tipo de cambio promedio de 18.56 pesos por dólar, según reportes del Banco de México.
Aunque el ajuste parece menor, el contexto global le da peso (literal) a la cifra: la divisa mexicana enfrenta presiones por la volatilidad internacional, las expectativas de nuevas alzas en las tasas de interés de Estados Unidos y un menor dinamismo económico local.
En ventanilla, los bancos registraron precios de compra entre 17.90 y 18.10 pesos, y de venta de hasta 18.70 pesos, un margen que refleja la incertidumbre de los mercados durante los últimos días.
Las causas detrás del retroceso
Especialistas del sector financiero explican que este movimiento responde a una mezcla de factores externos e internos. Por un lado, la Reserva Federal estadounidense podría mantener una política monetaria restrictiva durante más tiempo, lo que fortalece al dólar frente a otras monedas. Por otro, algunos indicadores mexicanos —como la producción manufacturera y la inversión privada— muestran señales de enfriamiento.
Además, el aumento del precio del petróleo y la reducción en las exportaciones hacia Estados Unidos también influyen en la percepción de riesgo país. Aun así, la depreciación no se considera alarmante: el peso sigue siendo una de las monedas emergentes con mejor desempeño en lo que va del año.
La postura de Hacienda
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) aseguró en un comunicado que la economía mexicana mantiene “fundamentos sólidos”, destacando la estabilidad fiscal, el nivel de reservas internacionales y el control de la inflación como factores clave.
De acuerdo con la dependencia, el tipo de cambio continúa dentro del rango histórico de estabilidad y no representa un riesgo macroeconómico.
Fuentes del sector también subrayan que México ha logrado conservar la confianza de los inversionistas extranjeros, gracias a su disciplina financiera y a la fortaleza del mercado interno. “No estamos ante un escenario de crisis, sino ante un ajuste natural del mercado”, señaló un analista de Grupo Monex.
Lo que viene: cautela y vigilancia
Aunque las autoridades mantienen un tono de tranquilidad, el panorama a corto plazo invita a la prudencia. Si la Reserva Federal confirma un nuevo incremento en las tasas, el dólar podría seguir fortaleciéndose, presionando al peso y elevando los costos de importación.
En contraste, si los precios de las materias primas se estabilizan y se mantienen los flujos de inversión extranjera, el peso podría recuperar terreno en las próximas semanas. Los analistas coinciden: no es momento de pánico, pero sí de vigilancia constante.
Conclusión
El ligero debilitamiento del peso no es un síntoma de crisis, sino un recordatorio de la interdependencia global. México camina en una cuerda donde cada movimiento de la Reserva Federal, cada noticia de China o cada variación en el petróleo puede inclinar la balanza.
Por ahora, el peso resiste —como suele hacerlo—, aunque los vientos del mercado soplen con fuerza desde el norte.
Referencias
- Banco de México – Cotización oficial del 1 de noviembre de 2025.
- El Financiero: “El peso se debilita ante fortaleza del dólar y expectativa de tasas.”
- Reuters: “Peso mexicano cierra semana con leve pérdida frente al dólar.”
- Expansión: “Mercados atentos a nuevas decisiones de la Reserva Federal.”
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