EE. UU. destruye lanchas ligadas al narcotráfico

Operativo en el Pacífico

El gobierno de Estados Unidos confirmó una nueva ofensiva militar contra el narcotráfico en el océano Pacífico, en la que fueron destruidas dos embarcaciones sospechosas de transportar cargamentos de drogas. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, informó que en el operativo participaron unidades de la Armada y del Comando Sur, que detectaron las lanchas rápidas mediante drones de vigilancia y sistemas satelitales de rastreo marítimo.

Según el informe oficial, los ataques se realizaron en un punto no revelado del Pacífico oriental, cerca del corredor marítimo que conecta a América Central con Sudamérica, una ruta históricamente utilizada para el contrabando de cocaína. Las fuerzas estadounidenses abrieron fuego tras identificar movimientos “agresivos” de las embarcaciones, lo que derivó en su destrucción total y en la muerte de seis presuntos narcoterroristas.

Este operativo se suma a una serie de acciones emprendidas por el Pentágono en los últimos meses como parte de su campaña para “neutralizar rutas ilícitas de financiamiento criminal”. Con los incidentes recientes, el número total de embarcaciones destruidas en 2025 asciende a más de veinte, mientras que los enfrentamientos han dejado más de setenta presuntos delincuentes muertos.

La ofensiva naval y su alcance regional

El gobierno estadounidense sostiene que las operaciones forman parte de una estrategia de cooperación internacional para frenar el flujo de drogas hacia su territorio. Sin embargo, la magnitud de la ofensiva y el carácter unilateral de algunas acciones han despertado críticas entre países latinoamericanos.

Funcionarios de Colombia, Ecuador y México han expresado preocupación por la falta de coordinación previa y por los posibles daños colaterales en aguas internacionales. En particular, se teme que los ataques se realicen en zonas donde operan pesqueros civiles o embarcaciones comerciales, lo que podría derivar en tragedias humanitarias.

Pese a las críticas, el secretario Hegseth aseguró que las acciones fueron “quirúrgicas” y se ejecutaron bajo “estrictos protocolos de seguridad”, subrayando que Estados Unidos no permitirá que “el narcotráfico utilice el mar como refugio”. Además, confirmó que se están utilizando nuevas tecnologías de detección que permiten rastrear embarcaciones sospechosas desde bases en Florida y California.

Tensiones diplomáticas y críticas internacionales

La serie de bombardeos marítimos ha generado tensiones con gobiernos de la región. Organismos internacionales y defensores de derechos humanos han cuestionado la legalidad de las operaciones, argumentando que los ataques en aguas internacionales podrían violar normas del derecho marítimo y la soberanía de los países costeros.

La Organización de Estados Americanos (OEA) solicitó un informe detallado sobre los criterios de identificación de “narcoterroristas” y la proporción del uso de la fuerza. Amnistía Internacional también pidió investigar los casos en los que no se haya probado la pertenencia de las víctimas a organizaciones criminales.

Mientras tanto, el Congreso de Estados Unidos ha respaldado la estrategia del Pentágono, aunque algunos legisladores demócratas han pedido mayor supervisión y transparencia. La Casa Blanca, por su parte, insiste en que las operaciones se realizan en “defensa de los intereses de seguridad nacional” y en cooperación con países aliados.

Reacciones en América Latina

En Latinoamérica, la noticia fue recibida con una mezcla de cautela y preocupación. En México, analistas en seguridad señalaron que la militarización del combate al narcotráfico en el mar podría tener efectos colaterales en los acuerdos de cooperación binacional. Algunos sectores del gobierno mexicano consideran que estas operaciones podrían extenderse hacia el Caribe, afectando las rutas comerciales y de pesca.

En Colombia, voceros de la Armada Nacional reconocieron que han compartido información de inteligencia con Washington, aunque aseguraron que “ninguna de las operaciones fue ejecutada dentro de aguas colombianas”. Ecuador, por su parte, solicitó una reunión urgente con el Comando Sur para revisar los límites jurisdiccionales.

El tema también ha resonado en foros internacionales, donde se debate la creciente tendencia de Estados Unidos a utilizar la etiqueta de “narcoterrorismo” para justificar operaciones militares directas, sin necesidad de autorización de organismos multilaterales.

La estrategia de seguridad de Pete Hegseth

Pete Hegseth, designado recientemente como secretario de Defensa, ha promovido una política exterior más agresiva en materia de seguridad marítima. Exoficial del ejército y comentarista conservador, Hegseth ha defendido la idea de que “las rutas del narcotráfico son una amenaza directa a la estabilidad regional y deben tratarse como enclaves terroristas”.

Su enfoque combina tácticas militares con operaciones de inteligencia satelital y cooperación con empresas privadas de seguridad marítima. Esta doctrina ha sido bautizada por medios estadounidenses como la “Doctrina Hegseth”, caracterizada por el uso de drones armados y unidades navales ligeras para interceptar embarcaciones sospechosas sin necesidad de grandes despliegues.

Si bien la política ha sido celebrada por algunos sectores del Pentágono por su eficiencia operativa, otros la critican por el riesgo de errores en la identificación de objetivos y por la falta de transparencia en los reportes de bajas.

Conclusión

La destrucción de las dos lanchas ligadas al narcotráfico representa un nuevo capítulo en la ofensiva marítima de Estados Unidos contra el crimen organizado internacional. Aunque la estrategia busca reducir el flujo de drogas hacia su territorio, sus métodos y alcances plantean dilemas jurídicos y diplomáticos de gran escala.

El caso evidencia la tensión entre la necesidad de actuar frente a las redes del narcotráfico y el respeto al derecho internacional. Si Washington no logra articular una estrategia más coordinada con los gobiernos de la región, el combate al narcotráfico en alta mar podría derivar en un conflicto político de largo alcance, con consecuencias imprevisibles para la estabilidad regional.

Referencias

  • The Guardian: “Hegseth says six people killed in two new US attacks on alleged drug boats.”
  • AP News: “US strikes another alleged drug-carrying boat in the Pacific and kills all four aboard, Hegseth says.”
  • Reuters: “US military strikes suspected drug vessels in the eastern Pacific Ocean.”
  • Al Jazeera: “US claims it hit two boats ‘carrying narcotics’ in Pacific, killing six.”
  • CBS News: “US military blows up two more alleged drug boats in Pacific, killing six ‘narco-terrorists’.”

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