La lluvia de meteoros Leónidas iluminará el cielo en noviembre

Cada año, el firmamento ofrece un espectáculo que combina ciencia, historia y belleza: la lluvia de meteoros Leónidas. Este fenómeno astronómico, uno de los más esperados del calendario, alcanzará su punto máximo durante las noches del 16 al 18 de noviembre, con una actividad visible desde prácticamente todo el mundo, incluyendo México y América Latina.

Con velocidades de hasta 71 kilómetros por segundo, las Leónidas se caracterizan por sus meteoros rápidos y brillantes, capaces de dejar estelas luminosas que permanecen visibles varios segundos. Aunque en 2025 no se espera una “tormenta” como las legendarias de otros siglos, sí se prevé una excelente oportunidad para disfrutar del cielo nocturno en su máxima expresión.


El origen de las Leónidas

Las Leónidas provienen del cometa Tempel-Tuttle, descubierto en 1865. Cada 33 años, este cometa completa su órbita alrededor del Sol y deja tras de sí un rastro de partículas de polvo y roca. Cuando la Tierra atraviesa esa nube de residuos, las partículas entran en contacto con la atmósfera a altísimas velocidades, generando el fenómeno conocido como “estrellas fugaces”.

El nombre de la lluvia proviene de la constelación de Leo, punto del cielo desde el cual parecen originarse los meteoros. En realidad, las partículas pueden aparecer en cualquier dirección, pero el “radiante” —el punto de perspectiva desde el cual parecen salir— se encuentra en esa región celeste, lo que da nombre al evento.

En la historia astronómica, las Leónidas han sido responsables de espectáculos verdaderamente memorables. En 1833, por ejemplo, se registró una tormenta tan intensa que los observadores reportaron hasta 100,000 meteoros por hora en algunos lugares de Norteamérica. Ese suceso inspiró estudios científicos sobre los cometas y fue uno de los detonantes del desarrollo de la astronomía moderna.


Qué esperar en 2025

Los astrónomos estiman que la actividad máxima de las Leónidas 2025 ocurrirá durante la madrugada del 17 de noviembre, con una tasa media de 10 a 15 meteoros por hora en condiciones óptimas. Aunque el número es modesto comparado con años de alta densidad, la combinación de su velocidad, brillo y el cielo despejado de noviembre puede ofrecer un espectáculo sobresaliente.

Las mejores horas para observar serán entre medianoche y las 4:00 a.m., cuando la constelación de Leo se encuentre más alta en el horizonte. Se recomienda mirar hacia el noreste, en zonas alejadas de la contaminación lumínica, preferentemente en áreas rurales o elevadas.

En México, los lugares ideales para la observación son el Desierto de los Leones y Nevado de Toluca en el centro del país, la Sierra de Arteaga en Coahuila, la Reserva de la Biósfera El Cielo en Tamaulipas o los desiertos de Sonora y Chihuahua, donde la atmósfera suele ser más estable y oscura.

Este año, la fase lunar será favorable, ya que la Luna entrará en cuarto creciente, reduciendo la interferencia lumínica y permitiendo ver los meteoros con mayor claridad. Si el clima coopera, las Leónidas podrían convertirse en una experiencia inolvidable para observadores casuales y aficionados a la astronomía.


Consejos para disfrutar la observación

Presenciar una lluvia de meteoros no requiere telescopio ni binoculares: basta con paciencia y un buen lugar. Para aprovechar al máximo la experiencia:

  1. Busca cielos oscuros. Alejarse de las luces urbanas es fundamental. Cuanto menos alumbrado haya, más meteoros se podrán ver.
  2. Adapta tu visión a la oscuridad. Evita mirar pantallas o luces brillantes durante al menos 15 minutos antes de comenzar la observación.
  3. Lleva abrigo y comodidad. Noviembre suele tener noches frías; una manta o silla reclinable mejora la experiencia.
  4. Observa con el ojo desnudo. Los meteoros cruzan grandes porciones del cielo, por lo que el campo de visión amplio es esencial.
  5. Ten paciencia. Pueden pasar varios minutos sin actividad visible. Lo ideal es observar durante al menos una hora continua.
  6. Registra la experiencia. Si deseas fotografiarla, usa una cámara con exposición larga y trípode, orientada hacia el radiante en Leo.

Más allá de la cantidad de meteoros, la observación de las Leónidas invita a la contemplación y al asombro: mirar el cielo y recordar que los fragmentos que lo cruzan son restos de un cometa que viaja desde hace milenios por el sistema solar.


El valor científico del fenómeno

Aunque para la mayoría el espectáculo es principalmente visual, para la ciencia las lluvias de meteoros representan una oportunidad para estudiar la composición del espacio interplanetario. Analizando la velocidad, trayectoria y brillo de los meteoros, los astrónomos pueden determinar la densidad del material dejado por los cometas y su evolución con el tiempo.

Las observaciones de las Leónidas también ayudan a mejorar los modelos de predicción de lluvias futuras y a comprender cómo las corrientes de polvo afectan a los satélites y naves espaciales. En la actualidad, diversas agencias —como la NASA y la Agencia Espacial Europea— mantienen programas de monitoreo que utilizan sensores ópticos y de radar para registrar cada fragmento que entra en la atmósfera.

Además, la participación del público en iniciativas de ciencia ciudadana ha cobrado gran relevancia. Mediante aplicaciones móviles y plataformas como “Globe at Night” o “Meteor Shower Portal”, los observadores pueden reportar sus avistamientos y contribuir con datos valiosos para la comunidad científica.


La fascinación cultural de las Leónidas

Más allá del ámbito científico, las Leónidas han dejado una huella profunda en la cultura popular. En diversas civilizaciones antiguas, las lluvias de meteoros eran interpretadas como mensajes divinos o presagios. En el siglo XIX, tras la tormenta de 1833, el fenómeno fue descrito por cronistas religiosos y artistas como “la noche en que las estrellas cayeron del cielo”.

Hoy, en un mundo dominado por la tecnología, las lluvias de meteoros nos ofrecen un momento para reconectar con la naturaleza y mirar más allá de nuestras pantallas. Observar las Leónidas es una experiencia que combina humildad y asombro: nos recuerda que el universo sigue siendo un escenario vivo, en constante movimiento.


Conclusión

La lluvia de meteoros Leónidas de 2025 será un encuentro con la historia y la maravilla del cosmos. Aunque no será una de las tormentas más intensas de las últimas décadas, sí ofrecerá una oportunidad perfecta para disfrutar del cielo y reflexionar sobre nuestro lugar en el universo.

Mirar hacia arriba, en una noche despejada de noviembre, es también mirar hacia atrás en el tiempo: cada rayo luminoso es el eco de un cometa que ha viajado miles de años para cruzar fugazmente nuestro cielo. Y por unos instantes, el cosmos se hace visible, recordándonos su inmensidad y belleza.

Referencias

  • Meteored México. “Las Leónidas 2025: cuándo y dónde observar la lluvia de meteoros en México”.
  • Infobae. “Meteoros Leónidas 2025: visibilidad, horarios y recomendaciones”.
  • José Vicente Díaz, Blog de Astronomía. “Leónidas 2025: el regreso de las estrellas fugaces más legendarias del cielo”.
  • Agencia Espacial Europea (ESA). “Meteor Streams and Cometary Dust Analysis”.
  • NASA Meteor Watch. “Leonids 2025 Overview and Observing Tips”.

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