El 27 de septiembre de 2024, Culiacán, Sinaloa, fue escenario de un incidente inusual cuando una avioneta lanzó cientos de volantes en diferentes puntos de la ciudad, incluyendo zonas cercanas al estadio de los Dorados. Los volantes contenían mensajes dirigidos contra “Los Chapitos”, una facción del Cártel de Sinaloa liderada por los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán López. Los mensajes denunciaban una serie de delitos cometidos por este grupo, como desapariciones forzadas, extorsiones, robo de vehículos, y cobros de cuotas a empresarios y agricultores locales.

Contenido y Acusaciones

Los volantes también contenían fuertes acusaciones contra el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, señalándolo de ser un “narcogobernador” que ha entregado el estado al crimen organizado. Los mensajes acusaban a Rocha de proteger a los grupos criminales y permitir que la violencia y la corrupción dominen en Sinaloa. Además, los volantes señalaban que estos grupos están detrás de la financiación de campañas políticas, ampliando la influencia del narcotráfico en el ámbito político.

Este evento es parte de la creciente tensión en Sinaloa entre las facciones del cártel de “Los Chapitos” y “Los Mayos”, una lucha por el control del territorio que se ha intensificado desde la captura de Ismael “El Mayo” Zambada en julio de 2024. Estos enfrentamientos han incrementado la violencia en el estado, afectando a la población civil y aumentando la presión sobre las autoridades locales para restaurar el orden.

Repercusiones del Incidente

Este tipo de incidentes refleja la estrategia de los grupos criminales para usar el miedo y la intimidación como herramientas de control social, no solo en sus enfrentamientos directos, sino también al generar un clima de inestabilidad y terror en la población. Los volantes también mostraban imágenes de líderes del narcotráfico y presuntas conexiones con influencers y personajes políticos, lo que ha desatado un debate sobre el nivel de penetración del crimen organizado en diversas áreas de la vida pública en Sinaloa.

Este incidente subraya la gravedad de la situación en el estado, donde la violencia ha aumentado considerablemente en los últimos meses, afectando tanto a civiles como a las fuerzas de seguridad, y ha reavivado las preocupaciones sobre la capacidad del gobierno local para controlar la situación y evitar que la violencia siga escalando.

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