¡Oh sorpresa! Otro año más y aquí estamos, recordando la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y viendo cómo las promesas presidenciales se diluyen más rápido que el azúcar en el café. ¡Quién lo hubiera imaginado, el presidente no cumpliendo lo que promete! ¡Qué rareza!

Al parecer, la esperanza y la justicia en este caso se están tomando un largo café, y la indignación es la única que ha llegado puntual a la cita. Las reuniones en Palacio Nacional son ya más un ritual que una resolución. Todos quedan contentos, se sacan fotos, pero la única verdad histórica es que nada cambia.
Hoy, la marcha pacífica servirá como recordatorio de este lamentable hecho, pero, por supuesto, el gobierno ha preparado un recibimiento muy “cordial” con amurallamientos y vigilancia. ¡Nada dice “gobierno humanista” como un buen muro!

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