La posición de Felipe Calderón sobre la condena
El expresidente Felipe Calderón ha expresado que respeta la sentencia de más de 38 años impuesta a su exsecretario de Seguridad, Genaro García Luna, por sus vínculos con el narcotráfico. Calderón ha defendido su gestión durante su sexenio, afirmando que la lucha contra el crimen organizado era una tarea de todo un equipo de seguridad y no solo de una persona. En sus declaraciones, citó al juez Brian Cogan, quien señaló que García Luna llevaba una “doble vida”. Calderón aseguró que nunca conoció esa “otra cara” de su excolaborador.
La defensa de su estrategia de seguridad
Calderón afirmó que, a pesar de las críticas hacia su gobierno, no se arrepiente de haber tomado la decisión de enfrentar al narcotráfico con toda la fuerza del Estado. Según el expresidente, el combate contra el crimen organizado era una obligación y, de ser necesario, volvería a tomar la misma decisión. Asimismo, se deslindó de las acusaciones de colusión, afirmando que desconocía los presuntos vínculos de García Luna con el Cártel de Sinaloa.
Calderón también aprovechó la oportunidad para criticar las políticas de seguridad de las administraciones recientes, mencionando que el enfoque de “abrazos y no balazos” ha debilitado la lucha contra los criminales y contribuido a la actual crisis de seguridad en México.
Implicaciones políticas de la sentencia de García Luna
La condena de García Luna ha generado un impacto significativo en la percepción de la estrategia de seguridad implementada durante el gobierno de Felipe Calderón. A pesar de que el expresidente ha defendido su postura y subrayado que la lucha contra el narcotráfico era necesaria, la sentencia de su exfuncionario ha avivado las críticas hacia las decisiones tomadas durante su mandato. Calderón ha insistido en que su gobierno actuó con base en los principios del Estado de Derecho, y que respeta las decisiones judiciales, aunque lamenta no haber conocido la otra faceta de García Luna a tiempo.
Conclusiones
La sentencia de Genaro García Luna marca un momento crucial en la historia reciente de México. Para Felipe Calderón, si bien representa una dura lección, también reafirma su postura de que la lucha contra el narcotráfico debe continuar con firmeza. Sin embargo, las implicaciones de este caso seguirán generando debate sobre las estrategias de seguridad en México y el papel de los altos funcionarios en la colusión con el crimen organizado.
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