La marcha de la Generación Z mostró un fuerte hartazgo social y terminó en choques con la policía, dejando heridos, detenidos y un intenso debate político.
Michelle Obama afirmó que Estados Unidos aún no está preparado para una presidenta mujer, reavivando discusiones sobre liderazgo y prejuicios culturales.
El despliegue del portaaviones estadounidense elevó tensiones en el Caribe y abrió un debate regional sobre militarización, soberanía y presión a Venezuela.
Segob y la SCJN rechazaron los hechos violentos de la protesta y defendieron la libertad de expresión, pero exigieron orden y respeto al espacio público.
La marcha de la Generación Z en CDMX movilizó a opositores y adultos, pero tuvo poca presencia juvenil, generando dudas sobre su autenticidad y aumentando la tensión política.