Una fiesta para la 4T
La Suprema Corte encontró el regalo de cumpleaños perfecto para López Obrador: 15 asuntos de Ricardo Salinas Pliego… a la basura.
Sí, la “nueva Corte”, esa que ya parece junta vecinal del Ejecutivo, desechó de un plumazo los recursos legales del magnate y dejó el camino libre al SAT para cobrarle 48 mil 326 millones de pesos.
En una sesión fuera de horario —porque la transparencia se disfruta más a medianoche—, los ministros concluyeron que los casos del empresario “no tenían interés excepcional”.
Claro, porque 48 mil millones son algo que pasa todos los días. Aquí en la redacción vimos el número y Pacasso casi hipoteca la pizarra.
De Elektra al karma instantáneo
Entre los expedientes desechados está el amparo de Grupo Elektra, por 33 mil millones, y otros seis de Elektra y TV Azteca que suman 15 mil más.
En resumen: la deuda total que el SAT reclama equivale a comprar medio Tren Maya o, si prefieres, unos 200 mil créditos Coppel.
La decisión permite que Hacienda proceda “coactivamente”, o sea: embargos, remates, visitas sorpresa y llamadas de esas que ni el buzón de voz quiere atender.
Salinas había ofrecido pagar 8 mil millones, quizá pensando que el Buen Fin aplicaba también a los litigios fiscales. Pero no.
Las ministras que no se bajaron del caso
Aunque existían antecedentes de parcialidad, Yasmín Esquivel y Lenia Batres participaron en la votación.
Legalmente cuestionable, pero… ya no estamos en un país que se rija por tecnicismos, sino por “confianza y narrativa”.
Para la 4T, fue un triunfo simbólico: el empresario más mediático del país convertido en ejemplo público de que ni los ricos se salvan del SAT (aunque sí lo intentan con más abogados).
El berrinche corporativo
Tras el fallo, Grupo Salinas anunció que llevará el caso a instancias internacionales, denunciando “violación al Estado de derecho” y “cobros dobles”.
Salinas Pliego, fiel a su estilo de influencer fiscal, escribió que la Corte envía una “señal de alerta a las inversiones”.
En Palacio Nacional respondieron sin tuit, pero con un eco inconfundible: “quiere llorar, quiere llorar”.
El contexto detrás del drama
Más allá de la narrativa de persecución, lo cierto es que el proceso lleva años. Desde 2008, Elektra ha peleado sus créditos fiscales con argumentos que van desde interpretaciones de ley hasta tecnicismos contables.
El fallo actual no inventa nada nuevo: simplemente agota las instancias nacionales. Y aunque el empresario prometa llevar el caso “hasta las últimas consecuencias”, la realidad es que las últimas consecuencias ya llegaron.
¿Qué sigue?
El SAT podrá proceder con embargos. La Corte se anota puntos ante el gobierno. Y los memes sobre Elektra embargando a Elektra ya circulan más rápido que los pagos semanales.
Lo único que queda en duda es si veremos a Ricardo Salinas haciendo el challenge del “pago voluntario”.
Spoiler: no lo veremos.
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