El origen de la crisis energética
El 18 de octubre de 2024, Cuba sufrió uno de los apagones más grandes en su historia reciente, provocado por la desconexión de la planta termoeléctrica Antonio Guiteras, ubicada en la provincia de Matanzas. Este colapso total del Sistema Electroenergético Nacional (SEN) dejó a más de 10 millones de personas sin electricidad, afectando no solo el suministro eléctrico, sino también otros servicios esenciales como el agua y el gas. La crisis golpeó particularmente a las áreas urbanas, donde la falta de energía paralizó hospitales, sistemas de transporte y otras infraestructuras críticas.
La planta Antonio Guiteras, la más importante del país, sufrió una falla repentina que desconectó todo el sistema eléctrico de la isla. Las autoridades cubanas informaron que la planta colapsó al mediodía del 18 de octubre, lo que generó un apagón total en toda la nación. Esta interrupción dejó al país en una situación de emergencia, mientras los técnicos trabajaban para restablecer el servicio eléctrico lo más rápido posible.
Avances en la restauración del servicio
A pesar de los esfuerzos iniciales por restaurar la electricidad, las autoridades tardaron varios días en lograr un avance significativo. El Ministerio de Energía y Minas anunció que el 19 de octubre se había logrado restablecer el 90% del servicio eléctrico en la isla. Sin embargo, aún quedaban zonas sin luz, particularmente en las áreas rurales y algunas zonas periféricas de las grandes ciudades.
Las autoridades priorizaron la reconexión de los servicios en hospitales, estaciones de policía y otros centros esenciales, mientras que el suministro eléctrico en áreas residenciales fue restaurándose de manera paulatina. No obstante, muchos ciudadanos expresaron su frustración ante la lentitud de la recuperación y la falta de comunicación clara por parte del gobierno, lo que generó incertidumbre y preocupación sobre la duración de la crisis.
Impacto en la vida diaria
El apagón afectó gravemente la vida diaria de los cubanos. En La Habana, por ejemplo, el transporte público se detuvo por completo y los semáforos dejaron de funcionar, lo que provocó un caos en las calles. Muchos negocios que no contaban con generadores propios tuvieron que cerrar, mientras que otros, como los supermercados y gasolineras, vieron largas filas de personas desesperadas por abastecerse de productos básicos. La falta de electricidad también afectó el suministro de agua potable en algunas regiones, ya que las bombas de agua no podían funcionar sin energía.
El apagón también obligó a las autoridades a suspender las clases en todo el país y a cerrar varias instituciones estatales. Las actividades culturales y recreativas fueron canceladas como parte de las medidas de ahorro energético. Esta situación agravó la ya difícil situación económica del país, que ha enfrentado problemas recurrentes con el suministro eléctrico debido a la escasez de combustible y las sanciones internacionales que afectan la importación de recursos energéticos.
Medidas del gobierno cubano
El gobierno cubano, encabezado por el primer ministro Manuel Marrero, declaró una emergencia energética e implementó medidas drásticas para enfrentar la crisis. Se decidió priorizar el suministro eléctrico a las áreas residenciales, limitando el uso de electricidad en el sector estatal, excepto en los servicios indispensables. Asimismo, las autoridades anunciaron que trabajarían para mejorar la infraestructura eléctrica de la isla, que ha sufrido un deterioro significativo en los últimos años.
A pesar de estos esfuerzos, la crisis energética ha generado descontento entre la población, especialmente en las redes sociales, donde muchos ciudadanos han expresado su frustración ante la falta de soluciones efectivas. Las críticas al gobierno se han intensificado debido a la percepción de que las medidas adoptadas son insuficientes para garantizar la estabilidad del suministro eléctrico en el futuro.
Un desafío recurrente
Este apagón masivo no es un evento aislado en Cuba. En los últimos años, la isla ha experimentado apagones frecuentes debido a la obsolescencia de su infraestructura energética y la escasez de combustible. La situación se ha agravado por la disminución en las importaciones de petróleo de países aliados como Venezuela, lo que ha obligado a Cuba a depender de fuentes de energía limitadas y a implementar medidas de ahorro energético.
El gobierno cubano ha señalado que las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos han dificultado la adquisición de los recursos necesarios para modernizar su sistema eléctrico. Sin embargo, la población continúa exigiendo soluciones concretas ante lo que consideran una crisis energética insostenible.
Conclusión
El restablecimiento del 90% del servicio eléctrico en Cuba tras el apagón masivo del 18 de octubre es un avance significativo, pero la crisis energética sigue siendo un problema latente. La isla enfrenta grandes desafíos para garantizar un suministro eléctrico estable y mejorar su infraestructura energética en medio de restricciones económicas y limitaciones tecnológicas. La recuperación completa del sistema eléctrico, así como la implementación de soluciones a largo plazo, son prioridades urgentes para el gobierno cubano.
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