El Vaticano establece nuevos procedimientos contra corrupción

El Auditor General del Vaticano publica un procedimiento para facilitar las denuncias de actos de corrupción en la Santa Sede.

Nueva normativa para proteger a denunciantes internos

El Vaticano ha implementado normas para proteger a los denunciantes internos que informen sobre mala conducta financiera dentro de sus entidades, incluyendo la Ciudad del Vaticano. Las nuevas medidas, publicadas el 24 de enero, estipulan que la Oficina del Auditor General debe proteger la identidad de las personas que informen irregularidades, ya sea en persona, por escrito o por correo electrónico​​.

Proceso detallado para denuncias

Cualquier empleado del Vaticano, contratista o consultor de la Santa Sede tendrá un camino designado para informar sobre gastos sospechosos. Esto incluye una dirección de correo electrónico dedicada para enviar información. Las denuncias pueden referirse a “anomalías en el uso o asignación de recursos financieros o materiales, irregularidades en la adjudicación de contratos o la conducta de transacciones o disposiciones y actos de corrupción o fraude”​​.

Anonimato y confidencialidad

Aunque los denunciantes deben proporcionar su nombre e información de identificación en su informe, se especifica que “el Auditor General protegerá la confidencialidad, integridad y seguridad de los informes”. La identidad de un denunciante solo puede ser revelada a un juez del Vaticano cuando se decide que el conocimiento de la identidad es necesario para una investigación o actividad judicial​​​​.

Exclusión de denuncias anónimas

Las denuncias anónimas están excluidas, lo que significa que no se dará seguimiento a las cartas anónimas, aunque no son poco comunes dentro del Vaticano. Además, se aclara que los informes “no deben referirse a quejas de índole personal” o “reclamaciones que caen bajo la disciplina de la relación laboral”​​​​.

Esfuerzos del Papa Francisco contra la corrupción

Con estas medidas concretas, el Papa Francisco avanza en sus esfuerzos por limpiar las prácticas financieras de la Santa Sede, un proyecto iniciado por Benedicto XVI pero visto especialmente como una prioridad del Papa argentino. Francisco creó la Oficina del Auditor General en 2014, encomendando especialmente a su jefe la tarea de luchar contra la corrupción​​.

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