En una medida sin precedentes, el gobierno de Estados Unidos, bajo la administración del presidente Donald Trump, ha anunciado su intención de designar a varios cárteles mexicanos como organizaciones terroristas extranjeras (FTO, por sus siglas en inglés). Esta decisión, formalizada a través de una orden ejecutiva firmada el 20 de enero de 2025, busca intensificar la lucha contra el narcotráfico y otorgar al gobierno estadounidense herramientas adicionales para combatir a estas organizaciones.
Detalles de la designación
La orden ejecutiva instruye al Departamento de Estado, liderado por el secretario Marco Rubio, a identificar y designar a los cárteles que representan una amenaza significativa para la seguridad nacional de Estados Unidos. Entre los grupos que se espera sean designados como FTO se encuentran el Cártel de Sinaloa, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), el Cártel del Noreste, la Familia Michoacana y los Cárteles Unidos. Además, la designación podría extenderse a otras organizaciones criminales en América Latina, como el Clan del Golfo en Colombia y la Mara Salvatrucha (MS-13).
La clasificación de estos grupos como organizaciones terroristas extranjeras permitirá al gobierno de Estados Unidos imponer sanciones económicas más severas, congelar activos relacionados y perseguir penalmente a individuos y entidades que brinden apoyo material a estos cárteles. Asimismo, esta designación podría facilitar operaciones militares directas contra estas organizaciones, tanto dentro como fuera del territorio estadounidense.
Implicaciones legales y operativas
La designación de los cárteles como FTO amplía significativamente las herramientas legales disponibles para las agencias de seguridad y justicia de Estados Unidos. Por ejemplo, el Departamento del Tesoro podrá imponer sanciones financieras más estrictas, mientras que el Departamento de Justicia tendrá mayores facultades para procesar a quienes colaboren con estas organizaciones. Además, esta medida podría justificar intervenciones militares unilaterales en territorio extranjero, bajo el argumento de combatir el terrorismo.
Sin embargo, expertos advierten sobre los riesgos asociados con esta decisión. La designación podría complicar las relaciones diplomáticas con México y otros países de la región, al percibirse como una violación de su soberanía. Asimismo, existe la preocupación de que esta medida pueda desencadenar una escalada de violencia, tanto por parte de los cárteles como en las comunidades afectadas por sus actividades.
Reacciones internacionales
La respuesta del gobierno mexicano ha sido de rechazo y preocupación. La presidenta Claudia Sheinbaum ha enfatizado que la relación bilateral debe basarse en la cooperación y el respeto mutuo, y ha instado a Estados Unidos a abordar sus propios desafíos relacionados con el consumo de drogas y el tráfico de armas. Sheinbaum ha señalado que designar a los cárteles como organizaciones terroristas podría abrir la puerta a intervenciones militares extranjeras en México, lo que considera inaceptable.
Por su parte, organizaciones de derechos humanos y analistas internacionales han expresado su inquietud por las posibles violaciones a los derechos humanos que podrían derivarse de esta medida, así como por el impacto en las comunidades vulnerables y en los flujos migratorios en la región.
Contexto y antecedentes
La propuesta de designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas no es nueva. Durante su primer mandato, el presidente Trump ya había considerado esta medida, pero fue disuadido debido a las posibles repercusiones diplomáticas y operativas. Sin embargo, la creciente crisis del fentanilo y otras drogas sintéticas, responsables de decenas de miles de muertes por sobredosis en Estados Unidos, ha llevado a la administración actual a retomar y formalizar esta iniciativa.
Es importante destacar que, aunque los cárteles mexicanos han sido responsables de actos de violencia extrema y actividades delictivas transnacionales, la designación como FTO implica equipararlos a grupos como Al-Qaeda o el Estado Islámico, lo que representa un cambio significativo en la política de seguridad y relaciones exteriores de Estados Unidos.
Perspectivas futuras
La implementación de esta medida plantea múltiples desafíos. Será crucial monitorear cómo evoluciona la cooperación entre Estados Unidos y México en materia de seguridad y combate al narcotráfico, así como las posibles respuestas de los cárteles ante esta nueva postura. Además, será necesario evaluar el impacto de esta designación en las comunidades afectadas y en la dinámica del crimen organizado en la región.
En conclusión, la decisión de Estados Unidos de designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas extranjeras marca un punto de inflexión en la lucha contra el narcotráfico y redefine las estrategias de seguridad en América del Norte. Si bien busca fortalecer las herramientas para combatir a estas organizaciones, también conlleva riesgos y desafíos que deberán ser gestionados con cautela y en coordinación con los países afectados.
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