La despedida de un maestro del cine visual
El 13 de octubre de 2025, el mundo del cine perdió a uno de sus artistas más importantes: Drew Struzan falleció a los 78 años. Su esposa, Dylan Struzan, confirmó la noticia mediante un comunicado oficial en redes sociales, expresando el dolor de la familia al despedir al creador cuyas ilustraciones definieron la identidad visual de tantas películas queridas.
La causa precisa del deceso no fue detallada, aunque en meses anteriores la familia había revelado que Struzan llevaba tiempo enfrentando una progresiva batalla contra el Alzheimer, lo que le había quitado la capacidad de pintar o firmar sus obras.
Primeros años y formación artística
Orígenes humildes y vocación temprana
Drew Struzan nació el 18 de marzo de 1947 en Oregon City, Oregon, en una familia de bajos recursos. Desde niño se sintió atraído por el arte. En su niñez, dibujaba con lápices sobre cualquier papel disponible, incluso utilizando papel higiénico cuando no tenía otro soporte.
En 1965 ingresó al ArtCenter College of Design en Los Ángeles, donde decidió dedicarse a la ilustración más que a la pintura pura, por la posibilidad de generar ingresos en el corto plazo. Durante sus años de estudiante ya realizaba comisiones pequeñas para pagar gastos y ayudaba a sostener a su familia.
Graduado con honores tras cinco años, continuó algunos estudios posgraduales antes de sumergirse en el mundo profesional de la ilustración y el diseño gráfico.
Auge profesional: del vinilo al cartel de cine
De portadas musicales a carteles cinematográficos
Su primer gran reconocimiento llegó trabajando en el mundo musical: diseñó portadas de álbumes para artistas como Alice Cooper, Bee Gees, Earth, Wind & Fire y Black Sabbath. En particular, la portada de Welcome to My Nightmare de Alice Cooper fue declarada por Rolling Stone entre las más memorables del rock.
A finales de los años 70 empezó a incursionar en la ilustración para cine. Su salto trascendental ocurrió con el póster de la re-edición de Star Wars en 1978: colaboró con Charles White III para retratar a los personajes principales, mientras White se encargaba de los elementos mecánicos, vehículos y fondos. La composición resultante, conocida como el póster estilo “circo”, se convirtió en referencia estética.
A partir de ese proyecto, Struzan se volvió imprescindible en Hollywood. Colaboró con George Lucas, Steven Spielberg y otros directores emblemáticos, integrando sus obras a franquicias como Indiana Jones, Back to the Future, Blade Runner, E.T., Harry Potter y muchas más.
Método y estilo distintivo
Struzan fue muy conocido por su técnica con aerógrafo combinada con acrílicos y retoques a mano. Sus pósters —o one-sheets— solían realizarse al tamaño real (aproximadamente 27 × 40 pulgadas), usando referencias fotográficas o modelos vivos. A veces incorporaba rostros de familiares o amigos como parte del fondo visual.
Tenía fama de ser extremadamente eficiente: muchas obras las concluía en una o dos semanas, incluso bajo presión. Esta rapidez no restaba belleza: cada pieza reflejaba emoción, misterio y una narrativa visual que invitaba a sumergirse en la película sin contarlo todo.
Reconocimientos, retiro parcial y últimos años
Premios y legado institucional
A lo largo de su carrera recibió múltiples reconocimientos: el Saturn Award (2002), el Inkpot Award (2010), el Saul Bass Award (2014) y el Sergio Award (CAPS, 2016). En 2020 fue ingresado al Hall of Fame de la Society of Illustrators.
Aunque anunció su retiro oficial en 2008 tras el póster de Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, no abandonó por completo el arte. En años posteriores produjo obras especiales, como pósters para Star Wars: The Force Awakens y para la trilogía de Cómo entrenar a tu dragón. También ilustró la cubierta del libro A Bloody Business, obra escrita por su esposa Dylan.
En 2013 fue estrenado el documental Drew: The Man Behind the Poster, que explora su vida y obra mediante entrevistas con colaboradores como Spielberg, Lucas, Guillermo del Toro, Harrison Ford y Michael J. Fox.
Salud, Alzheimer y conclusión de su labor
En marzo de 2025, su esposa reveló que Struzan padecía Alzheimer desde hace años. Afirmó que había dejado de pintar y firmar obras, y que estaba “luchando por su vida”. El avance de la enfermedad había limitado severamente sus capacidades creativas.
La confirmación de su muerte cerró un ciclo de grandeza artística, pero abrió un espacio para la reflexión sobre la preservación del arte manual frente a los avances digitales.
Repercusiones globales y legado en México
Homenajes y repercusión internacional
La muerte de Struzan generó avalanchas de tributos en redes sociales, estudios cinematográficos y museos. Muchos artistas contemporáneos reconocieron su influencia: su capacidad para encapsular emoción, potencia narrativa visual y elegancia formal es citada como inspiración.
Su obra es objeto de coleccionistas, ediciones especiales y exposiciones retrospectivas en galerías de cine y museos de arte gráfico. Su estilo ha marcado generaciones que valoran la ilustración tradicional frente al diseño asistido por computadora.
Resonancia en México
En nuestro país —con su cultura cinematográfica activa— su partida moviliza a cinetecas, festivales de cine, escuelas de diseño y aficionados del cine de culto. Se espera que galerías y museos organicen exhibiciones de sus pósters icónicos, talleres de ilustración inspirados en su técnica, y debates sobre la importancia del arte manual frente a las tendencias digitales.
Su influencia es particularmente relevante en México, donde ilustradores emergentes ven en su obra un modelo para intervenir visualmente en cine, música o narrativa gráfica nacional.
Reflexiones finales
Drew Struzan fue alguien que elevó el cartel cinematográfico a manifestación artística. No solo promocionaba una película: evocaba mundos, personajes, tonos emocionales con un trazo capaz de hipnotizar.
Su partida recuerda que el arte manual —con pincel, aerógrafo y mano humana— sigue siendo un lenguaje visceral frente a la era digital. Su legado es un recordatorio de que la imaginación visual se nutre de sensibilidad, técnica y paciencia.
Aunque ya no firme obras nuevas, sus creaciones seguirán impregnando salas de cine, paredes de coleccionistas y la memoria colectiva de quienes aman el cine tal como se ve y se sueña.
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