La economía mexicana registró una contracción del 0.3 % en el tercer trimestre de 2025 respecto al trimestre inmediato anterior, según los datos preliminares del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Esta caída marca una pausa en la tendencia de crecimiento que se había mantenido durante los últimos años y genera preocupación entre analistas y autoridades sobre la posibilidad de un estancamiento prolongado o una recesión técnica.
Factores que explican la contracción
El retroceso se debe principalmente a la debilidad del sector industrial, que cayó un 1.5 % en el periodo, afectando actividades como la manufactura, la minería y la construcción. En contraste, el sector agrícola registró un crecimiento del 3.2 %, mientras que los servicios apenas avanzaron 0.1 %.
A ello se suma una inversión privada debilitada por la incertidumbre económica global, un consumo interno estancado y un gasto público limitado, factores que reducen la capacidad del país para sostener su crecimiento. El menor dinamismo del sector servicios, históricamente motor de la economía mexicana, también contribuyó a frenar el desempeño general.
Implicaciones para hogares, empresas y política económica
La contracción económica tiene repercusiones inmediatas en los hogares, que enfrentan un panorama de menor creación de empleo, pérdida de poder adquisitivo y aumento en el costo de vida. Para las empresas, en especial las del sector industrial y exportador, el escenario implica ajustar expectativas de producción, reducir inversiones y enfrentar mayores costos operativos.
En el plano de política económica, el dato obliga al gobierno y al Banco de México a reconsiderar sus estrategias. Aunque una política fiscal expansiva podría estimular la actividad, el margen es limitado por el déficit presupuestario y las presiones inflacionarias. En el terreno monetario, las tasas de interés elevadas continúan siendo un obstáculo para la reactivación del crédito y el consumo.
Riesgos y escenarios futuros
El retroceso del PIB plantea dos escenarios posibles. El primero es el de una recesión técnica, si se acumula otro trimestre negativo. El segundo, el de un estancamiento prolongado, en el cual el país no entra formalmente en recesión, pero se mantiene con un crecimiento mínimo y desigual entre sectores.
Para evitar cualquiera de estos desenlaces, será necesario impulsar la productividad, reactivar la inversión privada y fortalecer los sectores que aún muestran resiliencia, como el agrícola y algunas ramas del comercio. La recuperación dependerá también de la estabilidad internacional, la evolución de la inflación y la capacidad del Estado para ofrecer condiciones de certeza y competitividad.
Conclusiones
La caída del 0.3 % en el PIB mexicano durante el tercer trimestre de 2025 refleja un momento delicado para la economía del país. Aunque el crecimiento agrícola y la estabilidad en algunos servicios mitigan parcialmente el impacto, la debilidad industrial y la falta de dinamismo en la inversión amenazan con frenar el desarrollo económico a mediano plazo. El desafío inmediato del gobierno será equilibrar la estabilidad macroeconómica con políticas que fomenten la productividad, la confianza empresarial y la recuperación sostenida del empleo.
Referencias
- El Financiero: “Revive temor de recesión en México: PIB cae 0.3 % en el tercer trimestre de 2025.”
 - BBVA Research: “México: el PIB cae 0.3 % en el 3T25 por debilidad en industria y servicios.”
 - Actinver: “PIB de México cae 0.3 % en el tercer trimestre de 2025.”
 
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