El gobierno federal presentó esta semana, en conferencia matutina, un nuevo producto dentro de la línea de programas sociales impulsados desde la administración federal: el “chocolate del Bienestar”. El anuncio fue encabezado por la secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales, María Luisa Albores, quien expuso que el producto busca incentivar el consumo de cacao producido por comunidades indígenas y cooperativas locales, como parte de una estrategia de economía solidaria y autosuficiencia alimentaria.
El chocolate, promocionado como un alimento natural y saludable, es elaborado con cacao procedente de estados como Tabasco, Chiapas y Oaxaca, bajo un esquema de comercio justo y producción agroecológica. La narrativa del gobierno destaca que este nuevo producto forma parte del modelo del “Humanismo Mexicano”, donde el desarrollo económico debe ir de la mano del fortalecimiento de las comunidades rurales y la soberanía alimentaria nacional. Se espera que su distribución inicie en puntos comunitarios, tiendas de Diconsa y posiblemente a través de canales oficiales del gobierno.
Sin embargo, la presentación del producto generó una ola de críticas debido a que el empaque del chocolate del Bienestar muestra, de forma visible, sellos de advertencia sanitaria que indican “Exceso de azúcares” y “Exceso de grasas saturadas”, conforme a las disposiciones de la Norma Oficial Mexicana en materia de etiquetado frontal. Esta situación generó confusión entre los consumidores y puso en entredicho el mensaje oficial que acompañó su lanzamiento.
Especialistas en salud pública y nutrición señalaron que el producto, pese a ser promovido como “saludable”, contiene niveles elevados de ingredientes que lo colocan dentro de los productos con advertencias obligatorias. La Ley de Etiquetado vigente desde 2020 establece que todos los productos alimenticios procesados con altos niveles de azúcares, sodio, calorías o grasas deben portar sellos que alerten a los consumidores. Por ello, el etiquetado del chocolate no es opcional, incluso si se trata de una iniciativa del Estado.
Durante la conferencia, la secretaria Albores defendió el proyecto, asegurando que el producto, a pesar de los sellos, es mucho más saludable que las opciones ultraprocesadas que se venden en tiendas comerciales, y que su objetivo es revalorizar el cacao mexicano. Argumentó también que el uso de azúcares responde a tradiciones locales de preparación, y que el gobierno buscará opciones para mejorar su fórmula y reducir los niveles de azúcar sin alterar su sabor ni su costo.
Además del contenido del producto, se cuestionó la viabilidad industrial del proyecto. El gobierno admitió que actualmente no cuenta con una planta propia para la producción masiva del chocolate del Bienestar. La fabricación inicial se está realizando a través de convenios con pequeñas procesadoras regionales, lo cual limita su capacidad de distribución a gran escala. Funcionarios de la Secretaría del Bienestar indicaron que se están evaluando opciones para construir una planta dedicada en el mediano plazo, con apoyo de programas federales y posiblemente inversión público-comunitaria.
Las críticas también provinieron de organizaciones de defensa del consumidor, que señalaron una contradicción en el discurso del gobierno. Mientras en otras ocasiones se ha llamado a reducir el consumo de productos con exceso de azúcares y grasas, en esta ocasión se presenta un producto con esas mismas características bajo el amparo institucional. Además, cuestionaron la falta de un análisis técnico que justifique su promoción desde el ámbito oficial.
En redes sociales, el tema se volvió tendencia. Usuarios ironizaron sobre el “chocolate saludable con sellos”, y exigieron mayor coherencia entre el discurso gubernamental sobre alimentación saludable y las decisiones prácticas que se toman. Algunos incluso compararon el producto con otras iniciativas fallidas de sexenios anteriores, acusando improvisación y falta de estudios previos.
Desde el sector agroindustrial, productores de chocolate artesanal expresaron su preocupación de que la intervención del Estado en la comercialización de un producto con características similares a las que ellos ofrecen distorsione el mercado. Argumentan que, si bien comparten el interés por promover el cacao nacional, la competencia con un producto subsidiado podría afectar a los productores independientes que no cuentan con respaldo institucional.
En resumen, el lanzamiento del chocolate del Bienestar ha puesto sobre la mesa varias discusiones importantes: la congruencia de las políticas públicas de salud y alimentación; el papel del Estado en la promoción y comercialización de productos; y los desafíos de implementar iniciativas económicas con bases agroecológicas sin una planificación técnica y operativa robusta. Aunque la intención social del proyecto es valorada por distintos sectores, su ejecución ha dejado dudas sobre su impacto real, su sostenibilidad y su alineación con los objetivos de salud pública que el mismo gobierno ha promovido en otros espacios.
Las noticias más relevantes de México, explicadas con contexto y claridad. Ale Díaz de la Vega te espera en vivo a las 10 am en El Daily Diario. Haz clic y mantente bien informado.