Panorama general de la crisis
El desabasto de medicamentos en México se ha convertido en una de las principales crisis del sistema sanitario en 2025. Clínicas y hospitales públicos reportan fallas frecuentes en el surtido de fármacos esenciales, desde antibióticos hasta tratamientos oncológicos. La administración de Claudia Sheinbaum ha señalado que el origen del problema recae en proveedores que incumplen entregas pactadas, reprocesos en licitaciones y errores logísticos en la distribución.
El gobierno ha admitido que hay “etapas críticas” en la cadena de suministro y reconoce que, en las unidades del IMSS, el desabasto pone en riesgo la continuidad de terapias para millones de derechohabientes. En muchos estados, las fallas son persistentes y multidimensionales: afectaciones simultáneas a insumos, infraestructura, pago a proveedores y planificación regional.
Las acusaciones del gobierno contra proveedores
Uno de los ejes centrales de la explicación gubernamental es que los proveedores farmacéuticos no están cumpliendo cabalmente los plazos de entrega ni las cantidades acordadas. Se acusa que algunas empresas han dilatado envíos, entregado volúmenes menores o desistido de contratos sin justificación suficiente.
Frente a esas faltas, Claudia Sheinbaum emitió ultimátums públicos: aquellas compañías que incumplan podrían ser sancionadas, incluso con la inhabilitación para participar en futuros procesos de compra. Además, el gobierno pretende reorientar los mecanismos de adquisición para favorecer empresas que inviertan en producción nacional, buscando disminuir la dependencia de importaciones.
El Ejecutivo ha anunciado un decreto con incentivos para que farmacéuticas internacionales establezcan plantas en México y, de esa forma, asegurar estabilidad en el abastecimiento. La idea es que estas empresas tengan prioridad en las licitaciones siempre que cumplan compromisos de inversión local.
Impacto para los pacientes y reacciones sociales
La crisis no es abstracta: pacientes con tratamientos críticos viven días de incertidumbre. Asociaciones civiles han documentado casos en los que recetan medicamento, pero la farmacia del hospital no lo tiene, obligando a familiares a adquirirlo en el mercado privado a precios elevados o suspender la terapia.
En distintas ciudades, pacientes y familiares han realizado movilizaciones pidiendo soluciones inmediatas. En la Ciudad de México, por ejemplo, la organización Nariz Roja encabezó marchas para visibilizar la falta de fármacos, destacando que no solo los tratamientos oncológicos están afectados sino también los medicamentos comunes como antibióticos.
Además, en el IMSS se reconoce que diariamente quedan sin surtir entre 28 mil y 70 mil recetas por falta de existencias, lo que representa un porcentaje considerable del total de órdenes médicas emitidas en el sistema.
Algunos estados han recurrido a acciones legales: por ejemplo, en Tamaulipas se han interpuesto decenas de amparos contra el sistema IMSS-Bienestar debido al incumplimiento en la entrega de medicamentos esenciales.
Respuestas y estrategias de las autoridades
Para enfrentar la crisis, el gobierno federal ha puesto en marcha una serie de medidas:
- Mega compra de medicamentos: se ha lanzado una adquisición masiva para abastecer el catálogo nacional, destinando miles de claves farmacéuticas.
- Cancelación y reposición de licitaciones: procesos anteriores fueron anulados tras detectar irregularidades, llevando al diseño de nuevas subastas inversas para adjudicar contratos de forma más transparente.
- Promoción de la producción nacional: se busca que las farmacéuticas instalen plantas en México. Se vincula la participación en licitaciones con compromisos de inversión local.
- Herramientas digitales para el usuario: plataformas como “Receta Completa” permiten que los usuarios reporten desabasto y accedan a seguimiento.
- Comparativo de cifras de avance: el gobierno afirma que en 2025 ha logrado adquirir el 96 % de los insumos necesarios y que las entregas han aumentado notablemente en ciertos meses.
Sin embargo, hay críticas sobre la eficacia real de esas estrategias: aunque se anuncian avances, las fallas de distribución territorial, los pagos pendientes a proveedores y la dilación en nuevos contratos siguen siendo obstáculos relevantes.
Debilidades estructurales y riesgos latentes
Varios factores estructurales agravan la crisis:
- La centralización excesiva de compras crea cuellos de botella cuando algo sale mal.
- La dependencia de importaciones para materias primas o medicamentos terminados deja al país vulnerable a procesos internacionales.
- Los sobrecostos detectados en procesos anteriores revelan la presencia de corrupción o prácticas abusivas.
- La desigualdad territorial hace que estados más remotos o menos favorecidos sufran más los cortes de abasto.
- La falta de previsión presupuestal o de reservas estratégicas impide amortiguar interrupciones.
Si las estrategias no generan resultados concretos pronto, la credibilidad del sistema de salud y del gobierno podría verse seriamente afectada, especialmente entre quienes dependen de tratamientos continuos para enfermedades crónicas.
Perspectiva a mediano plazo
Para que las soluciones sean duraderas, no basta con parches: se requiere una reingeniería logística del sistema de salud, reforzar la supervisión, descentralizar procesos estratégicos, y asegurar que los compromisos de inversión no se queden en promesas. El efecto real de las medidas dependerá de cómo se traduzcan en disponibilidad efectiva de medicamentos en todos los rincones del país.
Mientras tanto, los ciudadanos siguen en la incertidumbre de saber si mañana habrá su tratamiento o si tendrán que asumir un costo fuera de sus posibilidades. La prueba no será solo el discurso oficial, sino la experiencia cotidiana de millones que dependen del sistema público para seguir con vida.
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