Un Cambio Radical en la Estrategia de Seguridad
Desde la llegada al poder en 2019, el presidente Nayib Bukele ha implementado una serie de medidas drásticas para combatir el crimen organizado en El Salvador, especialmente contra las pandillas Mara Salvatrucha y Barrio 18. Bajo lo que se ha denominado el “modelo Bukele”, se ha observado una notable disminución en la tasa de homicidios, pasando de 38 por cada 100.000 habitantes en 2019 a solo 2,2 en 2023, posicionando a El Salvador entre los países más seguros de América Latina en términos de esta estadística.
Implementación del Plan Control Territorial
El Plan Control Territorial, valorado inicialmente en 575 millones de dólares, fue la piedra angular de este cambio de paradigma en la seguridad pública. Este plan se lanzó poco después de la asunción de Bukele al poder, marcando un antes y un después en la lucha contra el crimen organizado. Sin embargo, no ha estado exento de polémicas y críticas, especialmente en relación con el régimen de excepción solicitado por Bukele en marzo de 2022, tras una escalada de violencia perpetrada por las pandillas. Dicho régimen implicó la detención sin orden judicial y la ampliación del tiempo máximo de detención administrativa, entre otras medidas severas.
Controversias y Logros
A pesar de las controversias, incluyendo acusaciones de negociaciones con pandillas y una purga masiva de jueces, el gobierno de Bukele ha reportado logros significativos en la reducción de la violencia y la desarticulación de las estructuras pandilleriles en áreas previamente inaccesibles. Para agosto, tras 17 meses de implementado el régimen de excepción, se reportó la detención de 71.976 personas, lo que según el gobierno ha contribuido a un avance significativo hacia la erradicación de pandillas en ciertas zonas.
Impacto y Reacciones Internacionales
El enfoque de Bukele ha generado un intenso debate tanto a nivel nacional como internacional, con admiradores y detractores por igual. Mientras algunos aplauden la notable disminución de la violencia y consideran el modelo de seguridad salvadoreño como un caso de éxito, otros expresan preocupación por las posibles violaciones a los derechos humanos y las libertades civiles. A pesar de las críticas, el modelo ha despertado el interés de políticos en otros países de América Latina.
En resumen, el “modelo Bukele” ha marcado un punto de inflexión en la estrategia de seguridad en El Salvador, mostrando resultados mixtos en términos de reducción de la violencia y controversias legales y éticas. El tiempo dirá si este modelo es sostenible a largo plazo y si puede equilibrar eficazmente la seguridad con el respeto a los derechos fundamentales.
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