Invitación estratégica y contexto internacional
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, confirmó su participación en la 51ª Cumbre del G7, que se llevará a cabo del 15 al 17 de junio en Kananaskis, Alberta, Canadá. Esta invitación, extendida por el primer ministro canadiense Mark Carney, representa un reconocimiento al creciente papel de México en la agenda internacional, especialmente en temas relacionados con migración, comercio y seguridad. Será la única líder latinoamericana presente en el foro, lo que subraya el peso geopolítico que busca asumir su gobierno.
La participación de Sheinbaum también ocurre en un momento de alta tensión diplomática con Estados Unidos, en particular por la política de redadas migratorias y las recientes amenazas fiscales contra las remesas. A diferencia de encuentros previos más protocolares, esta cumbre se anticipa como una arena de negociación activa, donde la presidenta mexicana buscará colocar sobre la mesa no solo la defensa de los derechos de los migrantes, sino también la necesidad de una nueva arquitectura económica regional.
Agenda bilateral y posibles encuentros clave
Dentro del programa del G7, Sheinbaum adelantó que su equipo ha solicitado una reunión bilateral con el presidente Donald Trump, con quien mantiene comunicaciones telefónicas periódicas desde su toma de posesión. Aunque el encuentro aún no ha sido confirmado oficialmente por la Casa Blanca, fuentes diplomáticas señalan que es “altamente probable” que ambos mandatarios dialoguen directamente durante el segundo día de la cumbre.
Este sería su primer cara a cara, y tendría lugar en un contexto cargado: mientras Trump ha ordenado redadas masivas en ciudades como Los Ángeles, Sheinbaum ha condenado públicamente el uso de la Guardia Nacional estadounidense contra migrantes, lo que ha elevado el tono en la relación bilateral. La presidenta considera que es urgente establecer mecanismos de coordinación y responsabilidad compartida para evitar una crisis humanitaria mayor y preservar la estabilidad en la región fronteriza.
Condena a las redadas y defensa de los migrantes
La confirmación de la asistencia de Sheinbaum al G7 llega tras una semana marcada por redadas migratorias violentas en California, donde cientos de personas fueron detenidas. Desde Puebla, la mandataria mexicana criticó enérgicamente estos operativos, señalando que “no se atiende el fenómeno migratorio con redadas y violencia”, y reiteró el llamado a una reforma migratoria estructural en Estados Unidos. Subrayó que el fenómeno debe abordarse con una perspectiva humanitaria y de cooperación regional, no con criminalización.
A través de la red consular de México en Estados Unidos, el gobierno ha desplegado brigadas legales y atención directa a los migrantes afectados por las redadas. La cancillería también ha instruido contactos con líderes estatales, organizaciones civiles y congresistas estadounidenses para denunciar lo que consideran una política punitiva e ineficaz. La narrativa oficial es clara: México no permitirá que sus ciudadanos sean tratados como amenazas y exigirá respeto a sus derechos, sin importar su estatus migratorio.
Comercio, aranceles y narcotráfico: los otros frentes
Más allá de la migración, otro punto clave en la agenda de Sheinbaum será el comercio bilateral y la amenaza de nuevos aranceles por parte de Trump. En semanas recientes, el mandatario estadounidense insinuó la posibilidad de imponer tarifas del 25 % a productos mexicanos si México no intensifica sus esfuerzos contra el tráfico de drogas, en particular el fentanilo. La presidenta mexicana ha defendido el papel de su gobierno en la lucha contra este fenómeno, argumentando que el enfoque debe ser integral, desde la salud pública hasta el control de armas que cruzan de norte a sur.
En ese sentido, el G7 representa una oportunidad para plantear una estrategia común con las principales potencias del mundo y para evitar un deterioro mayor del T-MEC, el tratado comercial que ha sido columna vertebral de la economía mexicana en los últimos años. La tensión económica podría escalar si Trump materializa sus amenazas, y Sheinbaum busca evitar un nuevo ciclo de guerras comerciales que afecte a trabajadores, exportadores y consumidores en ambos lados de la frontera.
Liderazgo regional y posicionamiento global
La asistencia de Sheinbaum al G7 es también un mensaje simbólico de liderazgo regional. Su presencia no solo representa a México, sino que puede abrir espacio para articular una voz latinoamericana frente a temas globales como el cambio climático, el financiamiento internacional y la gobernanza migratoria. Durante su paso por el G20 en 2024, la entonces presidenta electa propuso destinar el 1 % del gasto militar global a proyectos ambientales y reforzó la necesidad de democratizar organismos multilaterales como el Consejo de Seguridad de la ONU. Ahora, como mandataria en funciones, busca consolidar ese perfil.
Este nuevo episodio de diplomacia presidencial no solo tiene efectos hacia afuera, sino también hacia dentro. En medio de un entorno nacional polarizado, con presiones sociales y expectativas económicas altas, la imagen de una presidenta activa, respetada y con voz propia en los principales foros globales puede fortalecer su legitimidad y permitirle negociar con mayor peso los asuntos más urgentes de la agenda binacional.
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