La relación entre Estados Unidos y Canadá atraviesa una etapa de alta tensión debido a la reciente imposición de aranceles por parte del presidente estadounidense, Donald Trump, y las acusaciones relacionadas con el tráfico de fentanilo. Estas medidas han generado fricciones diplomáticas y económicas entre ambos países, en un momento en el que la cooperación comercial y de seguridad es clave para ambas naciones.
Imposición de aranceles y respuestas de Canadá
El 1 de febrero de 2025, Trump anunció aranceles del 25% a las importaciones provenientes de Canadá y México, argumentando que estas medidas buscan proteger la industria estadounidense, frenar la inmigración ilegal y combatir el tráfico de fentanilo. La decisión fue criticada tanto por empresarios como por gobiernos aliados, quienes consideran que los aranceles violan los acuerdos comerciales del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
En respuesta, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, calificó los aranceles como una medida “innecesaria y perjudicial”, y anunció represalias equivalentes sobre productos estadounidenses por un total de 155,000 millones de dólares canadienses. Trudeau argumentó que estas restricciones afectan la estabilidad económica de ambas naciones y amenazan la relación comercial que se ha construido durante décadas.
Acusaciones mutuas y escalada diplomática
La disputa se intensificó después de una llamada telefónica entre ambos líderes, en la que Trump acusó a Trudeau de no hacer lo suficiente para detener el tráfico de fentanilo hacia Estados Unidos. Según el presidente estadounidense, Canadá no ha implementado medidas efectivas para frenar la producción y el tránsito de esta droga sintética, que ha provocado una crisis de salud pública en su país.
Trudeau rechazó las acusaciones y aseguró que Canadá ha reducido en un 90% el flujo de fentanilo hacia Estados Unidos, destacando la cooperación entre las agencias de seguridad de ambos países. El primer ministro canadiense enfatizó que la lucha contra el narcotráfico debe ser una responsabilidad compartida y criticó la retórica de Trump por “buscar culpables en lugar de soluciones conjuntas”.
Uno de los momentos más polémicos de la conversación ocurrió cuando Trump se refirió despectivamente a Trudeau como el “gobernador” de Canadá, insinuando que el país debería ser tratado como el estado número 51 de Estados Unidos. Esta declaración fue vista como un insulto a la soberanía canadiense y generó fuertes reacciones en el parlamento de Ottawa, donde legisladores de diversos partidos exigieron una respuesta firme del gobierno.
Impacto en la relación bilateral y perspectivas futuras
La tensión entre ambos líderes ha generado incertidumbre en los mercados y preocupación entre los sectores económicos que dependen del comercio entre Estados Unidos y Canadá. La imposición de aranceles podría afectar significativamente industrias clave como la automotriz, la agrícola y la de manufactura, que dependen del libre flujo de bienes entre ambos países.
Analistas advierten que esta crisis podría derivar en una guerra comercial si no se logra una solución diplomática en los próximos meses. Mientras tanto, Trudeau ha insistido en que Canadá no cederá ante presiones unilaterales y que continuará buscando mecanismos legales y comerciales para contrarrestar las medidas impuestas por Trump.
El futuro de la relación entre Estados Unidos y Canadá dependerá de si ambos gobiernos logran encontrar un punto de acuerdo antes de que las medidas económicas provoquen daños irreversibles. Sin embargo, con la campaña electoral en Estados Unidos en curso y la retórica nacionalista de Trump en ascenso, la posibilidad de una pronta resolución parece cada vez más lejana.
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