¿La gran caída? El dólar en la cuerda floja Importantes instituciones financieras de Wall Street, incluyendo Deutsche Bank y Goldman Sachs, pronostican que el dólar estadounidense reanudará su trayectoria descendente durante el próximo año, impulsado principalmente por la expectativa de que la Reserva Federal continuará implementando una política monetaria más flexible mediante recortes adicionales en las tasas de interés. La moneda, que se estabilizó en los últimos seis meses después de experimentar su mayor caída desde principios de la década de 1970 durante la primera mitad del año, enfrentaría ahora un nuevo ciclo de debilitamiento conforme la brecha de tasas entre Estados Unidos y otras economías desarrolladas se estreche. Los estrategas anticipan que, a medida que la Fed avance en su ciclo de recortes mientras otros bancos centrales mantienen estabilidad o incluso consideran aumentos moderados, los inversionistas se sentirán incentivados a reducir sus posiciones en deuda estadounidense y reubicar capital hacia mercados que ofrezcan rendimientos más atractivos. Este movimiento de flujos financieros ejercería presión a la baja sobre el valor del dólar frente a otras divisas principales. Los analistas de más de media docena de grandes bancos de inversión proyectan en general que el dólar se depreciará frente a monedas como el yen japonés, el euro y la libra esterlina. Las estimaciones de consenso recopiladas por Bloomberg sugieren que un índice ampliamente seguido del dólar podría debilitarse aproximadamente un 3% hacia finales de 2026. David Adams, director de estrategia cambiaria para el G-10 en Morgan Stanley, prevé una caída más pronunciada del 5% durante el primer semestre del año, argumentando que los mercados aún tienen “amplio margen” para descontar un ciclo de recortes más profundo por parte de la Fed. Se espera que esta depreciación sea más moderada que la registrada durante la primera mitad del año en curso, cuando el dólar perdió terreno frente a todas las monedas principales, generando una caída anual de casi el 8% en el Bloomberg Dollar Spot Index, su descenso más profundo desde 2017. Las proyecciones dependen críticamente de la expectativa de que el mercado laboral estadounidense continúe mostrando signos de debilitamiento, una premisa que permanece en duda dada la sorprendente resiliencia que ha mostrado la economía en el periodo pospandémico. Los operadores actualmente anticipan dos recortes de un cuarto de punto porcentual por parte de la Fed durante el próximo año, con la posibilidad adicional de que quien sea designado por el presidente Trump para suceder a Jerome Powell pueda ceder a presiones políticas para implementar reducciones más agresivas. Paralelamente, se proyecta que el Banco Central Europeo mantenga la estabilidad en sus tasas, mientras el Banco de Japón podría implementar ajustes alcistas moderados. Un dólar más débil generaría efectos en cascada sobre la economía global, encareciendo las importaciones estadounidenses, incrementando el valor en dólares de las ganancias corporativas obtenidas en el exterior y potencialmente impulsando las exportaciones estadounidenses, un resultado que probablemente recibiría aprobación de una administración Trump que históricamente ha expresado preocupación por el déficit comercial del país. Este escenario también podría prolongar los rallys en los mercados emergentes, ya que los inversionistas buscarían destinos con tasas de interés más elevadas. JPMorgan y Bank of America identifican potencial para ganancias adicionales en monedas como el real brasileño y un grupo de divisas asiáticas que incluyen el won surcoreano y el yuan chino. No obstante, existe un campo de analistas disidentes que anticipan una apreciación del dólar, fundamentando su postura en la solidez persistente de la economía estadounidense. Estos observadores, incluidos equipos de Citigroup y Standard Chartered, argumentan que el crecimiento impulsado por el auge de la inteligencia artificial continuará atrayendo flujos de inversión que fortalecerán la divisa estadounidense. Las recientes declaraciones del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, contribuyeron a aliviar tensiones en los mercados al descartar cualquier consideración de subir tasas y confirmar que el debate actual se centra en el ritmo de los recortes futuros. Este mensaje generó una reacción inmediata, con el índice del dólar Bloomberg cayendo tras la reunión de la Fed y encaminándose hacia su tercera semana consecutiva de pérdidas, la racha más larga desde agosto. En su perspectiva anual, los estrategas de Deutsche Bank, George Saravelos y Tim Baker, afirmaron que aunque el dólar se benefició temporalmente de una economía resiliente y del alza en los mercados accionarios estadounidenses, la divisa se encuentra en la actualidad sobrevaluada y probablemente caerá frente a sus principales contrapartes el próximo año, a medida que el crecimiento económico y la rentabilidad corporativa se recuperen en otras regiones. Su conclusión sugiere que, si se materializan estos pronósticos, se confirmaría el fin del “ciclo alcista del dólar inusualmente largo de esta década”.
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