Impacto directo: un ataque brutal en plena misa
En la tarde del 22 de junio, un atacante suicida ingresó a la iglesia Mar Elías, ubicada en el barrio Dweil’a de Damasco, Siria. Armado con explosivos y disparos, detonó un chaleco suicida durante la misa, cobrando al menos 20 vidas e hiriendo a más de 50 personas, incluyendo niños. Las autoridades sirias, incluyendo el Ministerio del Interior, califican el episodio como un atentado terrorista perpetrado por un miembro del Estado Islámico (ISIS).
Una ruptura de la calma en la nueva Siria
Este atentado representa el primer ataque exitoso de ISIS en una iglesia en Damasco desde que cayó Bashar al‑Assad en diciembre de 2024. Si bien hubo intentos previos de intervención yihadista en zonas cristianas, ninguno había logrado su objetivo hasta ahora. El hecho evidencia que células durmientes de ISIS siguen activas, aprovechando las fisuras de seguridad en un país que busca restablecer su estabilidad tras décadas de guerra.
Testimonios desde el interior del templo
Testigos describen el horror vivido durante la explosión: “abrió fuego dentro de la iglesia y luego se hizo estallar”, relató un sobreviviente. El ataque ocurrió ante la mirada de fieles que asistían con normalidad al oficio religioso, lo que incrementa el impacto emocional del suceso. Las fuerzas de defensa civil, conocidas como Casco Blanco, llegaron rápidamente para atender a heridos y recuperar cuerpos.
Reacciones oficiales y contexto político-religioso
El presidente interino Ahmed al‑Sharaa condenó el hallazgo “indiscutible de fanatismo religioso”, y reiteró el compromiso del Gobierno de proteger a todas las minorías religiosas. Desde Occidente, la comunidad internacional también condenó el ataque y llamó a reforzar medidas de seguridad para evitar nuevos atentados dirigidos a grupos vulnerables.
ISIS demuestra persistencia operativa
A pesar de haber perdido casi todos sus territorios en Siria e Irak, ISIS conserva capacidad para perpetrar ataques selectivos, en especial a través de operaciones suicidas y emboscadas. Expertos señalan que ataques contra iglesias buscan desestabilizar la convivencia interreligiosa y alimentar tensiones sectarias en un país fragmentado.
¿Qué sigue?
El Gobierno sirio anunció investigaciones para identificar a los presuntos cómplices y redes que facilitaron el atentado. Se espera un aumento de los controles en zonas de concentración religiosa y patrimonios históricos. Sin embargo, la persistencia del Estado Islámico obliga a mantener operativos militares y de inteligencia enfocados no solo en grupos rebeldes, sino también en células extremistas que operan en las sombras.
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