Cuauhtémoc Blanco se asomó a la candidatura, pero le dieron un zape que lo regresó a su lugar más rápido que un gol en contra. Al parecer, alguien le dijo que mejor se dejara de tonterías y se quedara quieto.
Y como buen deportista, dijo que respetará cualquier decisión interna y que desde cualquier trinchera apoyará a Sheinbaum. ¡Parece que el fútbol y la política no son tan diferentes después de todo!
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