Día de Muertos dejará más de 1.6 millones de turistas

Una temporada turística clave para el país

El periodo de celebraciones por el Día de Muertos se perfila como uno de los fines de semana largos más importantes para la actividad turística nacional. De acuerdo con estimaciones oficiales, más de 1.6 millones de turistas se desplazarán por el país con motivo de esta festividad, impulsando tanto el turismo cultural como el turismo de playa. Esta cifra representa un aumento frente al mismo periodo del año anterior y confirma que la derrama asociada al Día de Muertos dejó de ser un fenómeno local para convertirse en un motor económico nacional.

El incremento esperado en el flujo de visitantes está ligado a tres factores: la fortaleza de la marca cultural “Día de Muertos” a nivel internacional, la consolidación de destinos tradicionales que han sabido capitalizar la narrativa de ofrendas, desfiles y ritualidad, y la recuperación sostenida en la ocupación hotelera tras la pandemia. Autoridades del sector turismo han señalado que el fin de octubre y el arranque de noviembre se han convertido en “una nueva ventana alta” dentro del calendario turístico mexicano, casi al nivel de fines de año.

Principales destinos y comportamiento de la demanda

Entre los destinos con mayor demanda destacan la Ciudad de México, Cancún y la Riviera Maya. La capital del país se ha posicionado en los últimos años como un epicentro turístico durante estas fechas gracias a su oferta de espectáculos masivos, desfiles inspirados en iconografía de calaveras y catrinas, exposiciones de ofrendas monumentales y actividades nocturnas en espacios públicos. Para la hotelería en la Ciudad de México, este periodo representa un impulso significativo tanto en ocupación como en tarifa promedio, impulsado por visitantes nacionales y extranjeros.

En paralelo, los destinos de sol y playa mantienen su atractivo estacional. Cancún y la Riviera Maya reportan altos niveles de reservación, reforzados por el turismo internacional que combina vacaciones de descanso con interés cultural por el Día de Muertos. Este comportamiento confirma una tendencia que se ha venido observando: los visitantes extranjeros ya no solo asocian estas fechas con los pueblos tradicionales del centro del país, sino que las experimentan también en polos turísticos de alto volumen, donde los hoteles y complejos turísticos incorporan altares, actividades temáticas y experiencias gastronómicas inspiradas en la festividad.

Ciudades con fuerte arraigo cultural, como Pátzcuaro, Janitzio, Michoacán; Oaxaca capital; San Andrés Mixquic en el oriente de la Ciudad de México; y Puebla, también registran alta demanda. En estas localidades, la ocupación suele acercarse al límite de disponibilidad incluso con semanas de anticipación. Estas plazas no solo concentran visitantes, sino que sostienen buena parte de la narrativa simbólica del Día de Muertos: velaciones en panteones, alumbrado con velas, ofrendas comunitarias y vigilia familiar.

Impacto económico y derrama esperada

El movimiento de más de 1.6 millones de turistas implica una derrama económica directa en hospedaje, transporte, alimentos, servicios culturales y comercio local. La ocupación hotelera nacional durante este periodo se proyecta por encima de 60 %, con picos superiores en ciudades con programación oficial de eventos.

Para el sector hotelero y restaurantero, el Día de Muertos es estratégico porque activa gasto en consumo inmediato: cenas temáticas, recorridos guiados, experiencias nocturnas, renta de transporte turístico y compra de artesanía tradicional. Cada visitante que llega a un destino de alta concentración cultural suele destinar parte de su gasto a objetos simbólicos —pan de muerto, calaveritas de azúcar, flores de cempasúchil, papel picado, figuras de barro o de cartonería— lo que beneficia especialmente a productores locales y a mercados comunitarios.

Hay además un efecto multiplicador en empleo temporal. Hoteles, restaurantes, tour-operadores, guías locales, bares, espacios culturales y comercios de artesanías refuerzan su plantilla de personal en estas fechas, lo que convierte a este periodo en un punto de alivio económico para micro y pequeñas empresas turísticas. En muchos casos, este ingreso extraordinario les permite sostener operaciones durante meses de menor afluencia.

Cultura como activo económico

El Día de Muertos, más allá de su origen ceremonial e íntimo, se ha convertido en un producto cultural exportable y en un diferenciador internacional de México. A diferencia de otras temporadas de alto flujo turístico como Semana Santa o las vacaciones de verano —que están más asociadas al descanso, la playa y la convivencia familiar— el Día de Muertos está asociado a la identidad, la memoria, la estética popular y la experiencia simbólica.

Esto significa que para un número creciente de viajeros, especialmente extranjeros, el viaje no es solo recreativo: es experiencial. Visitan para presenciar rituales nocturnos en cementerios, ver altares tradicionales, asistir a desfiles y documentar visualmente (foto y video) tradiciones que perciben como únicas. Este tipo de visitante suele tener un ticket de gasto más alto en guías locales y experiencias organizadas, como recorridos temáticos, cenas maridaje inspiradas en ofrendas o accesos a zonas reservadas en eventos públicos masivos.

Al mismo tiempo, autoridades culturales han advertido que el crecimiento acelerado del turismo en comunidades pequeñas puede generar tensiones locales: saturación de panteones, alteración de rituales íntimos familiares para volverlos espectáculos abiertos, aumento en basura y presión sobre infraestructura urbana básica. Por esto se han comenzado a implementar esquemas de control de acceso, horarios regulados y guías oficiales en algunos pueblos.

Seguridad, logística y capacidad de carga

El aumento de visitantes también obliga a ajustes logísticos importantes. En las grandes ciudades, particularmente en la capital, se despliegan operativos de movilidad, cortes viales programados y presencia de servicios de seguridad y emergencia durante desfiles y concentraciones masivas. Para destinos más pequeños, la preocupación pasa por la capacidad real de alojamiento y transporte local.

Un fenómeno que se ha incrementado en los últimos años es el uso de alojamientos temporales y de corta estancia —como renta de casas, cuartos o cabañas— que en algunos lugares ya supera la capacidad hotelera formal. Esta informalización del hospedaje permite absorber el pico de demanda turística, pero también genera desafíos regulatorios y fiscales para las autoridades locales.

En términos de movilidad, las rutas carreteras hacia enclaves turísticos de alta concentración espiritual o ritual suelen experimentar saturación, especialmente en la noche del 1 al 2 de noviembre. En respuesta, varios municipios implementan cierres parciales al tránsito vehicular privado y habilitan transporte controlado o lanzaderas desde puntos específicos con el fin de evitar colapsos en comunidades pequeñas.

Proyección para el calendario turístico

El arrastre económico del Día de Muertos ya no termina el 2 de noviembre. Muchos destinos han empezado a extender la programación cultural más allá de la fecha tradicional, prolongando festivales, desfiles y ferias gastronómicas durante todo el fin de semana largo. Esto estira la estadía promedio por visitante y, en consecuencia, mejora el ingreso total por turista.

Para la Secretaría de Turismo, este comportamiento es relevante porque suaviza la estacionalidad del sector y genera una secuencia de tres “olas” hacia fin de año: Día de Muertos, festividades decembrinas y temporada de Año Nuevo. En otras palabras, octubre-noviembre dejó de ser un valle y se convirtió en un corredor de alta actividad.

Con este panorama, la proyección de más de 1.6 millones de turistas en torno al Día de Muertos confirma que la celebración, además de ser patrimonio cultural, es ya un motor económico de alcance nacional y un activo estratégico para el turismo mexicano.

Referencias

  • Secretaría de Turismo (Sectur): estimaciones de afluencia y ocupación hotelera para el periodo de Día de Muertos.
  • Pasillo Turístico: proyección de más de 1.6 millones de visitantes durante la temporada de ofrendas y desfiles.
  • El Comentario / Universidades y observatorios turísticos estatales: datos de ocupación superior a 60 % a nivel nacional.
  • Reportes de operadores turísticos locales en CDMX, Pátzcuaro y Oaxaca sobre saturación de hospedaje y demanda de experiencias nocturnas.
  • Observaciones de la industria hotelera en Cancún y Riviera Maya sobre incorporación de experiencias temáticas vinculadas a la festividad.

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