Un ciclón de rápida intensificación
El huracán Melissa alcanzó la categoría 4 en la escala Saffir-Simpson tras un proceso de intensificación extremadamente rápido en el Caribe. En menos de 36 horas, el sistema pasó de tormenta tropical a huracán mayor, con vientos sostenidos de hasta 240 kilómetros por hora. Las autoridades meteorológicas advirtieron que, de mantener su trayectoria, el fenómeno podría alcanzar categoría 5 mientras se desplaza entre Jamaica, Haití y República Dominicana.
El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés) calificó a Melissa como un ciclón de “potencial catastrófico”, debido no sólo a la fuerza de los vientos, sino al lento desplazamiento del sistema, que provoca lluvias prolongadas y un riesgo extremo de inundaciones y deslizamientos. Los expertos explican que este tipo de huracanes lentos pueden acumular precipitaciones equivalentes a varios meses de lluvia en tan solo dos o tres días, especialmente en zonas montañosas como las de Haití y el centro de la isla La Española.
Primeros daños y víctimas
En Haití y República Dominicana ya se han reportado al menos ocho víctimas mortales y decenas de desaparecidos. Las autoridades haitianas informaron que las regiones más afectadas son el departamento del Sur y Grand’Anse, donde las lluvias destruyeron viviendas precarias y colapsaron carreteras. En República Dominicana, el Centro de Operaciones de Emergencia declaró alerta roja en 25 provincias, mientras las brigadas de rescate trabajan en condiciones críticas para evacuar a cientos de familias atrapadas.
Los primeros reportes indican cortes generalizados de electricidad y comunicación, además de daños significativos en infraestructuras básicas. En Haití, hospitales en las zonas costeras han tenido que operar con generadores ante la falta de suministro eléctrico, mientras que en República Dominicana se suspendieron todas las clases presenciales y se cerraron puertos y aeropuertos.
Jamaica se prepara ante el impacto
En Jamaica, donde el huracán podría tocar tierra en las próximas horas, el gobierno ordenó el cierre total de aeropuertos internacionales y la evacuación de zonas costeras. Más de 650 albergues han sido habilitados a lo largo del país, y las autoridades insisten en que el peligro más grande proviene de las lluvias prolongadas y marejadas ciclónicas que podrían alcanzar hasta cinco metros de altura.
El primer ministro jamaiquino, Andrew Holness, declaró estado de emergencia y pidió calma a la población, subrayando que “Melissa representa una amenaza sin precedentes” para la isla. Equipos del ejército y de la defensa civil fueron desplegados en las regiones del sur, donde ya se observan carreteras inundadas y viviendas destruidas por el viento.
Impacto regional y respuesta internacional
La comunidad internacional ha comenzado a movilizar ayuda humanitaria. La Cruz Roja Internacional y la Agencia Caribeña para el Manejo de Emergencias (CDEMA) enviaron equipos de evaluación y suministros de emergencia a Haití y República Dominicana. Estados Unidos también anunció el preposicionamiento de recursos logísticos en Puerto Rico para apoyar con alimentos, plantas eléctricas y refugios temporales.
Meteorólogos señalan que la intensidad de Melissa está vinculada al calentamiento anómalo de las aguas del Atlántico, que este año registran temperaturas récord superiores a los 30 °C. Esta condición crea el entorno perfecto para que las tormentas tropicales se fortalezcan con rapidez, un patrón que se repite con mayor frecuencia debido al cambio climático.
Consecuencias y pronóstico
El paso de Melissa dejará efectos duraderos en la región caribeña. Más allá de los daños materiales inmediatos, se espera un grave impacto en la agricultura, el turismo y las infraestructuras costeras. Los pronósticos del NHC indican que el huracán comenzará a debilitarse gradualmente una vez ingrese al Atlántico occidental, aunque las lluvias torrenciales podrían mantenerse durante varios días.
Expertos advierten que, incluso si Melissa pierde fuerza, su legado será devastador: cientos de miles de personas desplazadas, economías locales paralizadas y una nueva evidencia de la vulnerabilidad climática en el Caribe. Para muchos gobiernos de la región, el desastre plantea un desafío urgente: fortalecer los sistemas de prevención y respuesta ante fenómenos cada vez más violentos.
Conclusión
El huracán Melissa marca un nuevo punto de alerta para el Caribe. Su rapidez de intensificación, la magnitud de los daños y el impacto humano en Haití y República Dominicana confirman que los patrones climáticos extremos ya no son excepcionales, sino recurrentes. Frente a la amenaza, la cooperación internacional, la prevención y la reconstrucción sostenible se vuelven imperativos para garantizar la resiliencia de una región que, año tras año, enfrenta el poder cada vez más destructivo del mar.
Referencias
– Associated Press: “Melissa strengthens into a Category 4 hurricane, threatening catastrophic flooding in Jamaica, Haiti.”
– Reuters: “Jamaica braces as rapidly intensifying Hurricane Melissa creeps toward island.”
– TIME Magazine: “Hurricane Melissa threatens catastrophic flooding in Jamaica and Haiti.”
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