Una resolución que revive un viejo reclamo

La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una vez más —por abrumadora mayoría— una resolución que condena el embargo económico, comercial y financiero que Estados Unidos mantiene sobre Cuba desde hace más de seis décadas.
La votación se saldó con 165 votos a favor, 7 en contra y 12 abstenciones, reflejando el amplio consenso internacional a favor del levantamiento de las sanciones. Solo Estados Unidos, Israel, Argentina, Paraguay, Palau, Micronesia y Nauru votaron en contra de la medida.

La resolución, de carácter no vinculante, insta a Washington a cesar las políticas que “dañan el desarrollo y bienestar del pueblo cubano”. Aunque no obliga jurídicamente a los países, el voto tiene un fuerte peso simbólico y político, ya que representa la posición casi unánime de la comunidad internacional frente a la persistencia de las sanciones.

La presentación del texto estuvo a cargo del canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla, quien calificó el embargo como “un acto de guerra económica” y denunció que las medidas estadounidenses provocaron pérdidas superiores a 150 mil millones de dólares desde su instauración en 1962. Rodríguez sostuvo que las restricciones dificultan el acceso de Cuba a alimentos, medicinas, energía y financiamiento internacional, agravando la crisis económica y social en la isla.

La postura de Estados Unidos y sus aliados

El delegado estadounidense ante la ONU justificó el voto en contra señalando que Cuba sigue siendo una amenaza para la estabilidad regional, y acusó al gobierno de La Habana de apoyar operaciones militares extranjeras y reprimir a su población. Washington insistió en que su política hacia la isla responde a la defensa de los derechos humanos y la seguridad hemisférica.

Pese a los llamados de diversos países a suavizar las sanciones, Estados Unidos mantiene la inclusión de Cuba en su lista de países patrocinadores del terrorismo, una clasificación que restringe el acceso de la isla al sistema financiero internacional.
El Departamento de Estado argumenta que Cuba colabora con regímenes autoritarios y presta apoyo logístico a operaciones militares externas, aunque no ha presentado evidencias públicas recientes que respalden estas acusaciones.

Entre los países que acompañaron la posición estadounidense se encuentran Israel, Paraguay y Argentina, esta última bajo un gobierno que busca alinear su política exterior con Washington. En contraste, bloques regionales como la CELAC y la Unión Africana reiteraron su respaldo a Cuba, destacando el impacto humanitario del embargo.

Reacciones internacionales y división diplomática

Las reacciones no se hicieron esperar. El canciller mexicano Juan Ramón de la Fuente, representante permanente ante la ONU, reiteró que México votó a favor de la resolución “en defensa del principio de no intervención y del respeto al derecho internacional”. Países como España, Francia y Canadá también respaldaron el documento, aludiendo a la necesidad de diálogo y cooperación con la isla.

La Unión Europea reafirmó su postura crítica hacia las sanciones, señalando que éstas “no han producido cambios democráticos en Cuba, sino que han profundizado la pobreza y la migración”.
América Latina, en su mayoría, consideró el embargo como una política anacrónica que castiga a la población civil y obstaculiza el desarrollo regional.

Cuba, por su parte, aprovechó el foro para denunciar los efectos del embargo en su sistema sanitario, especialmente tras la pandemia de COVID-19, y para agradecer el respaldo internacional obtenido. Rodríguez Parrilla afirmó que “la solidaridad de los pueblos es más fuerte que el bloqueo”, mientras que el gobierno estadounidense reiteró que no prevé modificar su política hacia la isla.

Impacto político y simbólico

Aunque la resolución carece de fuerza jurídica, su aprobación refuerza la imagen de aislamiento diplomático de Estados Unidos en este tema. Es la 33.ª vez consecutiva que la Asamblea General aprueba una medida de este tipo, y los márgenes de votación se mantienen prácticamente idénticos año tras año, lo que evidencia la falta de avances concretos para resolver el diferendo.

Para Cuba, el voto representa un triunfo simbólico que le permite reivindicar ante la opinión pública internacional su papel de víctima de una política injusta.
Para Estados Unidos, en cambio, la resolución evidencia el costo diplomático de sostener una política que incluso sus aliados europeos consideran contraproducente.

En el plano regional, el tema vuelve a dividir a América Latina. Gobiernos de orientación progresista —como los de México, Colombia y Brasil— impulsan un discurso de respeto a la soberanía cubana, mientras que países más alineados con Washington, como Argentina y Paraguay, adoptan una postura crítica hacia el régimen de La Habana.

Conclusiones

El nuevo pronunciamiento de la ONU no altera la realidad del embargo, pero reafirma la presión global sobre Estados Unidos para revisar una política cada vez más cuestionada.
En medio de una crisis económica severa y una ola migratoria sin precedentes, Cuba obtiene un respiro diplomático, mientras que Washington enfrenta crecientes reclamos por mantener una medida considerada ineficaz e inhumana por la mayoría de la comunidad internacional.

El debate sobre el embargo, lejos de cerrarse, se ha convertido en un escenario de disputa ideológica: entre quienes lo ven como un instrumento de presión legítimo y quienes lo consideran una violación estructural de los derechos humanos.

Referencias

Reuters: “US fails to make big dent in UN vote calling for end to Cuba embargo”
AP News: “UN condemns US embargo on Cuba for 33rd year, but Washington’s stand draws bit more support”
Infobae: “La ONU condenó el embargo de Estados Unidos contra la dictadura cubana”
BBC Mundo: “Por qué la ONU vuelve a condenar el embargo de EE. UU. a Cuba y qué significa en la práctica”
Página 12: “La Asamblea General de la ONU rechazó por mayoría el bloqueo contra Cuba”

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