El Papa Francisco, de 88 años, fue ingresado en el Hospital Gemelli de Roma el 14 de febrero de 2025 debido a una bronquitis que posteriormente se complicó en una neumonía bilateral. A pesar de la gravedad inicial de su condición, los informes médicos recientes indican una “ligera mejoría” en su estado de salud. El Vaticano ha comunicado que el Pontífice ha pasado noches tranquilas, ha desayunado y, en ocasiones, se levanta para sentarse en un sillón. Además, respira sin asistencia mecánica y su corazón está respondiendo bien al tratamiento.

Visita de la primera ministra italiana

La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, visitó al Papa en el hospital y lo encontró “alerta y receptivo”. Meloni destacó que, a pesar de su delicado estado de salud, Francisco mantiene su sentido del humor habitual. Esta visita subraya la cercanía y el apoyo del gobierno italiano hacia el líder de la Iglesia Católica en estos momentos difíciles.

Historial médico del Pontífice

El Papa Francisco ha enfrentado diversos desafíos de salud a lo largo de su vida. A los 21 años, se le extirpó parte de un pulmón debido a una infección. Más recientemente, en 2021, fue sometido a una cirugía de colon por una estenosis diverticular. Estos antecedentes médicos hacen que cualquier afección respiratoria sea particularmente preocupante, dada su vulnerabilidad a infecciones pulmonares.

Posible renuncia y continuidad en el cargo

La delicada salud del Papa ha suscitado debates sobre una posible renuncia. El arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, mencionó la posibilidad de que Francisco considere dejar su ministerio si su salud le impide cumplir con sus responsabilidades. Sin embargo, hasta la fecha, no ha habido indicios oficiales de que el Papa tenga intención de renunciar, y continúa desempeñando sus funciones desde el hospital en la medida de lo posible.

Conclusión

Aunque el Papa Francisco enfrenta un cuadro clínico complejo debido a una neumonía bilateral, los informes médicos recientes ofrecen un panorama alentador con signos de mejoría. La comunidad internacional y los fieles continúan orando por su pronta recuperación, mientras el Vaticano monitorea de cerca su estado de salud y ajusta su agenda según sea necesario.

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