La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha lanzado una nueva estrategia de seguridad que tiene como objetivo principal reducir los homicidios y combatir el control de los cárteles del crimen organizado en las zonas más violentas del país. Esta política busca priorizar la intervención en diez municipios que concentran un cuarto de los homicidios relacionados con el narcotráfico. Entre las ciudades clave que serán el foco de atención se encuentran Colima, Tijuana, Acapulco y Celaya, todas afectadas gravemente por la violencia de los cárteles.
Fases del Plan de Seguridad
El plan incluye no solo un aumento de la presencia de fuerzas de seguridad federales y locales, sino también una mayor coordinación entre las fiscalías y las oficinas de los gobernadores de los estados afectados. Asimismo, se contempla el despliegue de la Guardia Nacional para mantener el control en zonas donde la violencia ha escalado, como el estado de Guerrero, donde el asesinato reciente del alcalde de Chilpancingo conmocionó al país.
Sheinbaum también ha destacado que se llevarán a cabo operaciones de inteligencia más intensivas para desarticular las estructuras criminales y llevar a juicio a los responsables. Parte de la estrategia también se enfocará en abordar las causas subyacentes de la violencia, implementando programas de bienestar en áreas especialmente afectadas.
Impacto y Desafíos
Este nuevo enfoque de seguridad marca un claro distanciamiento de la estrategia de su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, quien fue criticado por su política de “abrazos, no balazos”. La presidenta busca un mayor control territorial del estado sobre las áreas dominadas por el crimen organizado, aunque se enfrenta al desafío de proporcionar los recursos necesarios para garantizar el éxito de la estrategia.
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