Un reciente y poderoso terremoto ha impactado gravemente el noroeste de China, dejando un saldo trágico y llamando la atención mundial. La magnitud del seísmo, registrado en la provincia de Gansu, ha causado la muerte de al menos 127 personas y ha herido a más de 500, convirtiéndolo en el terremoto más mortífero en China desde el año 2014.
En respuesta a esta catástrofe, el gobierno chino ha movilizado importantes recursos financieros para las labores de rescate y ayuda. Se han destinado 200 millones de yuanes, equivalentes a aproximadamente 28 millones de dólares, para garantizar la seguridad y el bienestar de los afectados, y para minimizar el impacto de las pérdidas causadas por el desastre. Esta suma se divide en 150 millones para la provincia de Gansu y 50 millones para Qinghai.
El presidente chino, Xi Jinping, ha instado a realizar “esfuerzos totales” en las operaciones de búsqueda y rescate, que comenzaron en la mañana del martes. Las condiciones en la zona, caracterizada por su gran altitud, son extremadamente desafiantes, con temperaturas bajo cero, lo que agrega una capa adicional de dificultad a las labores de rescate.
Este evento subraya la vulnerabilidad de ciertas regiones frente a desastres naturales y la importancia de la respuesta rápida y efectiva de las autoridades en situaciones de emergencia.
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