Trump plantea renegociar el T-MEC en 2026

Introducción: un anuncio con repercusiones continentales

El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a sacudir el panorama económico internacional al declarar que, de regresar al poder, renegociaría el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) durante su revisión programada para 2026.
Sus declaraciones, realizadas en un mitin reciente, reavivaron los temores de incertidumbre comercial en América del Norte y provocaron reacciones inmediatas en círculos empresariales y gubernamentales. Trump no descartó incluso sustituir el acuerdo trilateral por pactos bilaterales con México y Canadá, repitiendo la estrategia que en 2018 utilizó como herramienta de presión política y económica.

El anuncio llega en un momento en que el comercio norteamericano se encuentra en plena reconfiguración por la transición energética, la relocalización de cadenas productivas (nearshoring) y las tensiones geopolíticas con China.


Antecedentes: la revisión del T-MEC

El T-MEC, vigente desde julio de 2020, establece que en 2026 las tres partes deberán someter el tratado a una revisión de desempeño, cuyo resultado determinará si continúa vigente por otros 16 años o si se inicia un proceso de renegociación.
La cláusula de “revisión sexenal” fue introducida precisamente a insistencia de Trump, con el argumento de que Estados Unidos debía evaluar periódicamente los beneficios obtenidos.

Esta revisión no implica, en principio, reabrir los textos del tratado, sino evaluar su implementación. Sin embargo, Trump afirmó que, de ganar las elecciones, “ningún acuerdo comercial estará fuera de la mesa”, insinuando que buscaría imponer nuevas condiciones para proteger la industria estadounidense.
Entre sus declaraciones más comentadas destacó su promesa de exigir “reglas más duras” en materia de empleo, migración y manufactura automotriz.


Las posibles modificaciones y sus implicaciones

Especialistas en comercio internacional consideran que una eventual renegociación impulsada por Trump podría alterar el equilibrio que actualmente sostiene el T-MEC. Entre los puntos que podrían verse afectados se encuentran:

  • Reglas de origen automotriz. Trump ha criticado que algunas piezas producidas fuera de Norteamérica aún sean consideradas “regionales” y podrían endurecerse los criterios para su validación.
  • Condiciones laborales y migratorias. Se prevé que exigiría mayores compromisos de México para frenar el flujo migratorio y aumentar los salarios en sectores manufactureros.
  • Política energética. Trump podría demandar la apertura del sector mexicano a empresas estadounidenses y revisar las disposiciones de soberanía energética impulsadas en el sexenio pasado.
  • Impuestos y aranceles de ajuste fronterizo. Se ha sugerido que podría implementar tarifas compensatorias si considera que ciertos sectores estadounidenses siguen “en desventaja”.

Analistas advierten que cualquier intento de renegociar el tratado sin el consenso de los tres países podría generar un periodo de incertidumbre económica, frenar inversiones y afectar los flujos comerciales que actualmente superan los 1.5 billones de dólares anuales.


La postura de México y Canadá

El gobierno mexicano ha reaccionado con cautela ante las declaraciones del expresidente. Voceros de la Secretaría de Economía señalaron que México defenderá la vigencia del T-MEC como instrumento trilateral, enfatizando que su revisión debe realizarse conforme a los procedimientos establecidos y no a presiones políticas externas.
El equipo de la presidenta Claudia Sheinbaum reiteró que el tratado ha sido fundamental para la estabilidad económica del país y que cualquier revisión deberá “preservar la certidumbre y la competitividad regional”.

Por su parte, Canadá expresó su compromiso con mantener un acuerdo “predecible, equilibrado y moderno”. Funcionarios del gobierno canadiense recordaron que el T-MEC fue producto de arduas negociaciones y que su estructura no puede modificarse unilateralmente.
En ambos países, la posibilidad de una nueva ronda de presiones estadounidenses despierta inquietud en los sectores automotriz, agrícola y energético, pilares del comercio regional.


Reacciones económicas y empresariales

Los mercados financieros reaccionaron con prudencia al anuncio, aunque con un aumento perceptible en los indicadores de riesgo comercial. Diversos organismos empresariales expresaron su preocupación ante la posibilidad de que la retórica proteccionista vuelva a dominar la política estadounidense.

Empresarios mexicanos y estadounidenses recordaron que durante la renegociación original del TLCAN en 2018, la incertidumbre redujo temporalmente las inversiones y provocó volatilidad cambiaria.
Hoy, en un contexto global de desaceleración económica y tensiones geopolíticas, una nueva renegociación podría ser mucho más compleja.

Las cámaras industriales mexicanas advirtieron que modificar el T-MEC pondría en riesgo los proyectos de relocalización (nearshoring) que actualmente benefician a empresas norteamericanas, particularmente en los estados fronterizos.
Además, el tratado ha permitido a México posicionarse como principal socio comercial de Estados Unidos, desplazando a China, logro que podría revertirse ante un entorno de incertidumbre.


Impacto político: campaña y nacionalismo económico

Las declaraciones de Trump deben entenderse también en el contexto de su campaña presidencial. El discurso nacionalista y proteccionista sigue siendo una de sus banderas electorales más eficaces.
El exmandatario busca atraer nuevamente el voto de los trabajadores industriales del cinturón manufacturero estadounidense, prometiendo que “no permitirá que empleos estadounidenses se vayan a México”.

Los asesores de su campaña aseguran que una renegociación del T-MEC formaría parte de un paquete más amplio de “reindustrialización nacional”, que incluiría incentivos para empresas que produzcan exclusivamente en territorio estadounidense.
Este enfoque, sin embargo, podría chocar con los intereses del Congreso y del propio sector privado de Estados Unidos, que depende de la integración regional para mantener competitividad global.


Escenarios posibles hacia 2026

Existen tres escenarios principales que los analistas contemplan para la revisión del T-MEC:

  1. Revisión técnica sin renegociación. Los tres países presentan evaluaciones y confirman su continuidad sin cambios sustantivos.
  2. Renegociación parcial. Se modifican algunos capítulos específicos —como el laboral o el ambiental— mediante protocolos complementarios.
  3. Ruptura del marco trilateral. Estados Unidos impulsa acuerdos bilaterales, debilitando la estructura continental y generando inestabilidad comercial.

De concretarse el tercer escenario, las repercusiones serían profundas. México y Canadá tendrían que redefinir sus relaciones con Washington, diversificar sus mercados y acelerar acuerdos con la Unión Europea o Asia para amortiguar los impactos.


Conclusión

La amenaza de Donald Trump de renegociar o incluso reemplazar el T-MEC no solo reabre un capítulo de incertidumbre económica, sino que refleja la fragilidad política de los acuerdos internacionales frente a las coyunturas electorales.
Para México, el reto será preservar la confianza de los inversionistas, mantener la unidad trilateral y defender sus intereses estratégicos sin caer en confrontaciones diplomáticas.
El 2026 se perfila como un año decisivo para el futuro económico de América del Norte, y las próximas elecciones en Estados Unidos podrían determinar si el T-MEC se consolida o se fragmenta bajo la presión del populismo comercial.

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