Separación y custodia en EE.UU.
Maikelys Espinoza Bernal, una niña venezolana de dos años, fue separada de sus padres tras su detención en la frontera entre Estados Unidos y México en mayo de 2024. Mientras sus padres eran deportados por separado—su madre, Yorely Bernal, a Venezuela y su padre, Maiker Espinoza, a El Salvador—Maikelys quedó bajo la custodia de la Oficina de Reubicación de Refugiados de EE.UU. Las autoridades estadounidenses alegaron que los padres tenían vínculos con el grupo criminal Tren de Aragua, designado como organización terrorista por la administración Trump.
Repatriación y reencuentro familiar
El 14 de mayo de 2025, Maikelys fue repatriada a Venezuela en un vuelo que transportaba a más de 220 migrantes deportados desde Texas. Fue recibida en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía por la primera dama, Cilia Flores, y el ministro del Interior, Diosdado Cabello, quienes calificaron su retorno como una “gran victoria”. Posteriormente, en el Palacio de Miraflores, la niña se reunió con su madre y abuela en un acto encabezado por el presidente Nicolás Maduro.
Agradecimientos y críticas diplomáticas
Durante la ceremonia en Miraflores, Maduro expresó su agradecimiento al expresidente Donald Trump y a su enviado especial, Richard Grenell, por facilitar la repatriación de Maikelys. Sin embargo, también criticó al alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, por su “silencio cobarde” ante la situación. Maduro manifestó su esperanza de lograr la liberación del padre de Maikelys y de otros 253 venezolanos detenidos en El Salvador bajo acusaciones similares.
Contexto migratorio y tensiones políticas
La repatriación de Maikelys se enmarca en una serie de deportaciones masivas de migrantes venezolanos por parte de Estados Unidos desde el regreso de Trump al poder en enero de 2025. Estas acciones han generado tensiones diplomáticas entre Caracas y Washington, especialmente debido a las acusaciones de vínculos criminales contra los deportados, muchas de las cuales han sido rechazadas por sus familiares y el gobierno venezolano.
Conclusión
El caso de Maikelys Espinoza Bernal destaca las complejidades y desafíos de las políticas migratorias y las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Venezuela. Aunque la repatriación de la niña ha sido celebrada por el gobierno venezolano, persisten las preocupaciones sobre los derechos humanos y el debido proceso para los migrantes afectados por estas políticas.
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