Resultados financieros y factores contribuyentes
Petróleos Mexicanos (Pemex) ha reportado una pérdida neta de 620,605 millones de pesos al cierre de 2024, convirtiéndose en el peor desempeño financiero de la empresa en casi una década. Este resultado negativo contrasta con la ganancia de 8,151 millones de pesos obtenida en 2023 y se atribuye a diversos factores, entre ellos un aumento en las pérdidas cambiarias, mayores costos operativos y una disminución en la producción de hidrocarburos.
Uno de los factores más críticos ha sido la depreciación del peso mexicano frente al dólar, lo que elevó las pérdidas cambiarias a 542,500 millones de pesos. Además, Pemex ha enfrentado un aumento en los costos de ventas por 41,800 millones de pesos y un incremento en los gastos operativos por 15,300 millones de pesos. Esta combinación de factores ha complicado aún más la situación financiera de la petrolera estatal, que ya arrastraba una deuda significativa.
Deuda financiera y caída en la producción
A pesar de las pérdidas, la deuda financiera total de Pemex se redujo en un 10.3% en comparación con el cierre de 2023, situándose en 97,600 millones de dólares al 31 de diciembre de 2024. Esta disminución se debe, en parte, al compromiso del gobierno mexicano de mantener un endeudamiento neto cercano a cero y al apoyo financiero que la administración federal ha proporcionado a la empresa en los últimos años.
Sin embargo, la reducción de la deuda financiera contrasta con el incremento de la deuda con proveedores, que aumentó un 37.4%, alcanzando los 24,973 millones de dólares. Esto refleja problemas en el flujo de efectivo de la compañía y la necesidad de postergar pagos a contratistas y proveedores para mantener sus operaciones.
En términos de producción, Pemex registró una caída del 6.2% en la extracción de hidrocarburos líquidos, promediando 1.759 millones de barriles diarios en 2024. Esta disminución se debe a la declinación natural de los campos maduros y a retrasos en la construcción de nueva infraestructura. Asimismo, la producción de gas natural disminuyó un 6.1%, situándose en 3,732 millones de pies cúbicos diarios, lo que ha generado preocupaciones sobre el futuro energético del país.
Estrategias del gobierno y perspectivas futuras
Ante este panorama crítico, la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum ha anunciado un nuevo régimen fiscal para Pemex denominado “Derecho Petrolero para el Bienestar”. Este nuevo esquema establece un gravamen del 30% sobre la producción y del 11.63% para el gas no asociado, con el objetivo de aliviar la carga impositiva sobre la empresa y permitir que Pemex retenga una mayor proporción de sus ingresos.
Además, el gobierno ha puesto en marcha un plan de ahorro de 50,000 millones de pesos, el cual incluye recortes en gastos operativos, la eliminación de filiales innecesarias y una reestructuración interna para hacer más eficiente la gestión de la empresa. Este plan busca reducir costos y mejorar la rentabilidad de Pemex en el mediano plazo.
Otra estrategia clave es la exploración de asociaciones con el sector privado para aumentar la producción de crudo y mejorar la eficiencia de las refinerías. La apuesta por la refinación nacional sigue siendo una prioridad para el gobierno, con la refinería de Dos Bocas como uno de los proyectos insignia, aunque esta instalación aún no ha logrado operar a plena capacidad.
A pesar de estos esfuerzos, expertos en el sector energético advierten que Pemex enfrenta un panorama complejo. La empresa sigue dependiendo de los subsidios gubernamentales para su operación, y la falta de inversión en exploración podría agravar la crisis en el futuro. Además, la transición global hacia energías renovables pone en entredicho la viabilidad a largo plazo de una empresa altamente endeudada y centrada en combustibles fósiles.
Conclusión
Las pérdidas récord de Pemex en 2024 reflejan la crisis estructural que enfrenta la empresa en un entorno económico desafiante. Aunque la reducción de la deuda financiera y las medidas de austeridad implementadas por el gobierno pueden ofrecer un respiro en el corto plazo, la viabilidad de Pemex sigue dependiendo de una gestión eficiente, mayores inversiones y una estrategia clara para hacer frente a los desafíos del mercado energético global.
En los próximos meses, será clave observar el impacto de las nuevas políticas fiscales y los recortes presupuestarios en la recuperación financiera de la empresa, así como la capacidad del gobierno para implementar soluciones efectivas que aseguren la estabilidad de la mayor empresa estatal de México.
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