En las últimas semanas, la industria limonera de Michoacán ha enfrentado una escalada de violencia y amenazas por parte de grupos criminales, lo que ha llevado al cierre de oficinas administrativas y ha generado incertidumbre entre los productores. El epicentro de esta crisis se sitúa en el municipio de Apatzingán, una de las principales zonas productoras de limón en México.
Cierre de oficinas administrativas
El 22 de febrero de 2025, la Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán (ACVA) anunció el cierre temporal de sus oficinas administrativas debido a las constantes amenazas del crimen organizado. Bernardo Bravo, presidente de la ACVA, declaró que esta medida busca “proteger y salvaguardar nuestra integridad y, sobre todo, nuestro bien principal que es la vida”. Aunque las oficinas permanecerán cerradas, el tianguis limonero continuará operando bajo la vigilancia de fuerzas de seguridad estatales y federales.
Extorsiones y control criminal
La región de Tierra Caliente, donde se ubica Apatzingán, ha sido históricamente afectada por la presencia de grupos delictivos como Los Viagras, Los Caballeros Templarios y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Estos grupos han impuesto cuotas a productores, cortadores, empacadores y transportistas de limón, encareciendo el producto y generando una crisis en el sector. Además de las extorsiones, se ha reportado que los criminales buscan infiltrarse en la administración del comercio del cítrico, intentando controlar desde la producción hasta la comercialización.
Impacto en la producción y seguridad
A pesar de la presencia de fuerzas de seguridad, los productores continúan enfrentando riesgos significativos. Recientemente, se han reportado incidentes como la colocación de minas terrestres en caminos rurales, lo que ha resultado en tragedias como la muerte de un adolescente de 15 años en Buenavista. Estos eventos han generado temor entre los trabajadores del campo, quienes diariamente se enfrentan a la posibilidad de ser víctimas de la violencia.
Respuesta gubernamental
El gobierno de Michoacán, encabezado por el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, ha reconocido la gravedad de la situación y ha implementado medidas para combatir la extorsión y garantizar la seguridad en la región. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, la percepción de inseguridad persiste entre los productores, quienes demandan acciones más contundentes para desmantelar las estructuras criminales que afectan al sector.
Conclusiones
La industria limonera de Michoacán se encuentra en una encrucijada, enfrentando desafíos derivados de la violencia y la extorsión por parte de grupos criminales. El cierre de oficinas administrativas y la constante amenaza a productores y trabajadores reflejan una crisis que requiere atención inmediata por parte de las autoridades. Es imperativo implementar estrategias integrales que no solo brinden seguridad, sino que también fortalezcan el tejido social y económico de la región, permitiendo a los citricultores desarrollar sus actividades en un entorno seguro y próspero.
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