La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) decidió levantar su plantón en el Zócalo de la Ciudad de México después de 23 días de protesta continuada. Si bien ésta fue una pausa táctica, el movimiento mantiene firme su exigencia principal: la abrogación de la Ley del ISSSTE de 2007 y la reinstalación del sistema de pensiones solidarias.
Origen y alcance de la protesta
La huelga comenzó el 15 de mayo, Día del Maestro, con una demanda explícita: revertir la reforma del ISSSTE que sustituyó el esquema de pensiones por cuentas individuales en manos de las afores. Durante las primeras tres semanas, el plantón fue sostenido por docentes de al menos ocho entidades, incluyendo Oaxaca, Guerrero y Zacatecas. Se organizaron marchas, mítines y actividades culturales, así como actos de presión como el bloqueo del SNTE y las afueras de la Secretaría de Gobernación.
Tensiones y diálogo estancado
A lo largo del plantón, se convocaron diversas mesas de diálogo con el gobierno federal. Se lograron algunos avances menores: un aumento salarial del 10 %, complementos de pensión vía el Fondo de Bienestar y reducción de la edad de retiro, pero las maestras y maestros consideraron incompatibles estos gestos parciales con la demanda central de abrogación total de la Ley del ISSSTE.
El desgaste fue visible: divisiones internas empezaron a surgir y algunos sectores más radicales acusaron al gobierno de “neoliberal” al rechazar una reforma estructural. Sin embargo, el movimiento mantuvo coordinación y enfoque en sus objetivos.
El repliegue: un respiro estratégico
El 7 de junio, al filo del mediodía, se declaró un “receso” formal. Líderes nacionales como Pedro Hernández (sección IX) y Yenni Pérez (sección 22 Oaxaca) advirtieron que el receso es táctico, no una capitulación: “Nos vamos, pero regresaremos con más fuerza”.
El regreso a sus estados responderá a una reorganización de base y montaje de estrategias regionales de presión, con miras a continuar la lucha desde las entidades educativas.
Impacto y repercusiones
- Económico: la retirada mitiga alteraciones en el Centro Histórico y desbloquea comercio y movilidad urbana.
- Sindical: el diálogo proseguirá, pero la CNTE anunció nuevas formas de acción social incluso sin presencia en la capital.
- Político: el conflicto evidencia una fractura dentro del magisterio y una creciente tensión entre la CNTE y partidos como Morena y el SNTE, así como un escenario nacional de presión social.
Conclusiones
- El plantón fue una protesta relevante y sostenida que exhibió la fuerza de movilización de la CNTE.
- Aunque no se logró la abrogación del ISSSTE, sirvió para visibilizar demandas legítimas como la defensa de pensiones y derechos laborales.
- La pausa estratégica no implica derrota, sino reorganización: se volverá con acciones descentralizadas y mayor coordinación estatal.
- El episodio influye en la correlación de fuerzas sindical y política en el país, mostrando que la presión social organizada sigue vigente.
El retiro del Zócalo no pone fin al conflicto; es una pausa estratégica con miras a redoblar esfuerzos desde lo local, fortaleciendo un movimiento a largo plazo por la justicia laboral.
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