INE niega fraude y culpa a la CNTE por incidentes

El INE niega fraude electoral y culpa a la CNTE por los disturbios; el conflicto pone en duda su imparcialidad como árbitro.

Un proceso electoral bajo presión

A días de celebrarse las elecciones judiciales del 1 de junio de 2025, el Instituto Nacional Electoral (INE) se encuentra en el centro de la polémica. Lo que debería ser una jornada democrática ejemplar ha sido opacada por la amenaza de boicots, acusaciones de parcialidad y el incremento de protestas por parte de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).

Desde el inicio del proceso, sectores del magisterio disidente han manifestado su rechazo a las condiciones laborales impuestas desde la reforma del ISSSTE en 2007. Pero la escalada de tensiones ha pasado del plano sindical al electoral, involucrando directamente al árbitro electoral del país.

La postura oficial del INE

El INE ha salido al paso de las críticas, negando de forma tajante cualquier posibilidad de fraude en las próximas elecciones. En un comunicado urgente, el instituto recordó que el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) cuenta con mecanismos de seguridad auditables y transparentes. Además, advirtió que cualquier intento de sabotaje o interrupción de la jornada será considerado delito electoral.

Según su presidente consejero, la integridad del proceso está garantizada, y los señalamientos son parte de una campaña de deslegitimación que busca minar la confianza ciudadana. En pocas palabras: el INE se lava las manos y culpa a la CNTE.

Las exigencias del magisterio

Por su parte, la CNTE no ha ocultado su descontento con la actual administración y ha vinculado la jornada electoral con sus demandas históricas: la abrogación de la reforma del ISSSTE, la desaparición del sistema de Afores y un aumento salarial del 100%. A falta de respuestas, el magisterio ha advertido que podría boicotear la elección judicial —una amenaza que, si se concreta, pondría en jaque la operatividad electoral en estados clave.

La coordinadora sostiene que el proceso democrático está capturado por élites que desoyen las voces del pueblo trabajador, y que sus protestas son legítimas en tanto no han encontrado mecanismos institucionales eficaces para ser escuchados.

Un choque político con fondo ideológico

La presidenta Claudia Sheinbaum ha intervenido en el conflicto, elevando el tono contra la CNTE. En sus declaraciones más recientes, señaló que las acciones del sindicato tienen similitudes preocupantes con las estrategias de la derecha conservadora, acusándolos de sabotaje y polarización.

El choque es más profundo de lo que parece: por un lado, una autoridad electoral empeñada en blindar su legitimidad institucional; por otro, un movimiento magisterial que desconfía de todo aparato oficial que no reconozca su agenda. En medio, una presidencia que busca contener la protesta sin erosionar el proceso democrático que ella misma impulsa.

Conclusión

El conflicto entre el INE y la CNTE es más que un desencuentro coyuntural. Es el síntoma de una democracia frágil, donde la legitimidad no se impone desde las urnas sino que debe construirse con justicia social. En lugar de desactivar tensiones, la estrategia del INE ha sido señalar culpables. Y al hacerlo, ha arriesgado su rol como árbitro imparcial. La elección judicial aún no ocurre, pero su credibilidad ya está en disputa.

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