Trump cancela visas y fondos a Harvard por ideología

Un ataque frontal a la academia

El expresidente Donald Trump ha reanudado su ofensiva contra el mundo académico, centrando ahora su embestida en la Universidad de Harvard. En una jugada que ha encendido alarmas tanto en Estados Unidos como en el ámbito internacional, la administración Trump anunció la revocación de la certificación federal para que Harvard pueda inscribir estudiantes internacionales, además del congelamiento de más de 2,200 millones de dólares en subvenciones científicas.

El argumento: que la universidad promueve “ideologías radicales”, incumple con las exigencias del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y se niega a colaborar con el gobierno federal en asuntos de seguridad.

La disputa por los datos estudiantiles

La gota que derramó el vaso fue la negativa de Harvard a entregar datos detallados sobre estudiantes internacionales, requeridos por el DHS bajo el pretexto de detectar “actividades ilícitas”. La universidad respondió que dicha solicitud violaba los derechos de privacidad y principios fundamentales de autonomía institucional. En represalia, el gobierno revocó su participación en el Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio (SEVP), lo que significó, en términos prácticos, que no podría recibir a nuevos alumnos del extranjero ni garantizar el estatus migratorio de los actuales.

Respuesta legal y resistencia académica

Harvard respondió de inmediato con una demanda ante una corte federal. En el documento, calificó las acciones del gobierno como ilegales, punitivas y dirigidas a silenciar voces críticas. Un juez concedió una orden de restricción temporal que impide aplicar las medidas hasta que se resuelva el litigio. Mientras tanto, decenas de universidades —incluyendo Yale, Princeton y Stanford— han cerrado filas en defensa de la libertad académica y el derecho a la diversidad en los campus.

La comunidad internacional también se ha manifestado. Organismos como Human Rights Watch y Amnistía Internacional han condenado lo que consideran una forma de represión ideológica por parte del poder ejecutivo estadounidense.

El trasfondo político de una vendetta

No es la primera vez que Trump apunta contra Harvard. Durante su primer mandato ya había amagado con retirar fondos por supuestas prácticas de discriminación inversa y “adoctrinamiento liberal”. La diferencia ahora es el contexto: una elección presidencial en puerta, una base política radicalizada y un discurso que ve en las universidades un enemigo del “verdadero Estados Unidos”.

Más que una política educativa, esta ofensiva parece responder a una estrategia de campaña: atacar símbolos de élite progresista para reforzar su narrativa de “guerra cultural”. Harvard, por su prestigio y visibilidad, se convierte en blanco ideal.

Conclusión

El conflicto entre Donald Trump y Harvard no es solo una escaramuza institucional. Es un episodio más en la batalla ideológica que se libra en Estados Unidos entre el autoritarismo populista y las libertades civiles. La decisión de cancelar visas y congelar fondos no solo amenaza el futuro académico de miles de estudiantes internacionales, sino que sienta un precedente peligroso de cómo el poder político puede ser usado para castigar la disidencia. El desenlace de este enfrentamiento marcará una línea decisiva en la historia de la autonomía universitaria estadounidense.

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